Bernat Soria era y es un ministro símbolo. Un científico icono de la investigación con células madre embrionarias que, de momento, no han dado resultado alguno.

Sr. Director: 

La línea de trabajo que lideró en un tiempo ha quedado, de hecho, superada por la investigación con células madre adultas. Pero a pesar de todo Zapatero quiso llevar a Soria al Gobierno y mantenerlo, porque a nuestro presidente lo que de verdad le gusta son los símbolos.

Y su nombramiento era un gesto que revindicaba la ciencia sin límites, la ciencia que es capaz de convertir a los hombres en material de experimento, aunque no dé resultados. Pero en los ministerios, aunque la mayoría de las competencias estén cedidas, llega el momento en que hay gestionar. Son las cosas de la política real y no virtual. Y entonces se ven claros los límites de un ministro-símbolo, con la crisis del aceite de girasol, que en 48 horas da órdenes y contraordenes.

Un viernes crea alarma social, con todas sus consecuencias económicas, por la recomendación de no consumir. El domingo todo parece resuelto y, como es lógico, cunde la sospecha. La realidad siempre reaparece con su habitual obstinación, para poner las cosas en su sitio, también en la política.

En aquella ocasión Soria debió dimitir, pero como es ministro símbolo ahí está. Ahora tiene los condones. ¿No les parece una lástima que un "brillante científico" quede convertido en un vendedor de condones? Regala productos con garantías de seguridad pero que fallan hasta un 15 %.

Ciertamente cabe preguntarse: ¿se ha malogrado un científico o se ha ganado un charlatán?

Suso do Madrid

susodomadrid@gmail.com