La reducción de aranceles en los países avanzados es una de las claves para detener el alza de los precios

El informe mensual publicado por La Caixa en febrero recoge un interesante análisis sobre las causas y los efectos de las subidas de los precios de los alimentos. Una subida que alcanzó en 2007 el 6,6%, duplicando la del año anterior.

El alza del precio del petróleo y la presión ecologista contra el cambio climático han concedido protagonismo a los biocarburantes, concretamente al bioetanol, que ha multiplicado por dos en los dos últimos años. Los gobiernos no han podido sustraerse a lo políticamente correcto de los "combustibles verdes" y se han lanzado a subvencionarlos, con la consiguiente disminución de su coste efectivo de producción.

Ahora bien, las materias primas empleadas para producir biocombustibles servían hasta ahora como alimento (maíz, azúcares, soja, girasol…), por lo que su demanda se ha incrementado y con ello también su precio. Además, los agricultores han preferido dedicar más terreno estas materias primas restándoselo a otros alimentos, como el arroz. La oferta de estos últimos se ha reducido y su precio ha ido en aumento. Con todo ello se han encarecido también los piensos para alimentar al ganado y los animales de granja, lo que ha derivado en una subida de los precios de la carne, la leche y los huevos.

Junto a los efectos desencadenados por la fabricación de biocarburantes, la inflación en los alimentos coincide con un incremento de la demanda en los países emergentes. Una presión sobre la demanda que se produce no sólo en los productos agrícolas sino también en los no agrícolas, como el metal.

El informe de La Caixa señala también los altos aranceles marcados por los países más avanzados, que no contribuye a fomentar la oferta de biocarburantes. Rebajar estos aranceles supondría la reducción de trabas a la exportación, el aumento de los cultivos allí donde resulta más barato y la reducción del coste de producción. Además, las nuevas tecnologías permitirán ampliar el catálogo de materias primas con las que se puede fabricar biocombustibles, un factor más a favor del frenazo a la inflación.