Entre las propuestas exhibidas por el Comité de Expertos del Ministerio de Igualdad para la preparación de una nueva ley del aborto se incluye, entre otras medidas, la probabilidad de que las jóvenes de 16 años puedan abortar sin necesidad de contar con el beneplácito paterno.

La ministra Bibiana Aído ha llamado la atención sobre la contradicción que, a su juicio, significa que a una menor de esa edad se le atribuya sensatez para contraer matrimonio o tener roces carnales, pero no para abortar. Sin embargo no asoma la de asegurar, mediante pruebas psicológicas que la jovencita tenga la madurez precisa para tomar una determinación sobre el aborto. Justamente en un momento en que la chiquilla pasa por una situación sentimental complicada, y precisa ayuda para ver claro, lo más prudente es no dejar al margen a quienes más la quieren; sus progenitores.

Una de las reivindicaciones de la anterior ley del aborto era la de advertir a la joven que quiere abortar de los peligros que supone la intervención quirúrgica y de las alternativas existentes, algo que no se cuida y sobre lo que la nueva ley, aún en período de bosquejo, tampoco parece pronunciarse, a juzgar por lo que ha dicho la ministra de Igualdad. Por otra parte, en los últimos años, el Foro Español de la Familia, ha llamado la atención sobre este aspecto en las iniciativas legislativas populares exhibidas en las diversas comunidades autónomas.

La ministra Aído ha ratificado que, con la nueva ley, las jovencitas podrán abortar sin aprobación paterna. Los datos son elocuentes ya que 500 menores de 15 años malograron voluntariamente el parto (abortaron) en 2007 y unas 15.000 entre las de 15 a 19 lapsos de tiempo, y de ellas una de cada 10 abortaba por segunda vez, da la impresión de que la solución más adecuada consiste en contaminar a las adolescentes de que el aborto es un derecho cuando, en realidad es un mensaje falaz, un engaño.

La aceptación social del aborto es lo más grave ocurrido en el siglo XX,  junto al terrorismo organizado y el narcotráfico, afirmó Julián Marías. Y desde el Vaticano, el cardenal Javier Lozano Barragán, aseveró que el proyecto de reforma de la ley del aborto en España "atenta contra la misma sociedad" y va "contra el bien común". Y que el aborto no es otra cosa que "matar a un ser humano".

Clemente Ferrer Roselló

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