El etarra es no fumador. Y le molesta tanto el humo del tabaco que ha reclamado ante las autoridades españolas por consumir un aire contaminado no deseado. Critica que la normativa antitabaco no se cumpla en los recintos carcelarios y cuantifica el daño causado nada menos que en 200.000 euros. ¿Ha contraído alguna enfermedad como consecuencia de inhalar unos humos tan contaminantes? No, simplemente quiere desgastar a ese Gobierno que afirma odiar. Eso sí, con dos cadáveres a la espalda.
Y ya puestos a hacer gasto, solicita la asistencia letrada del abogado de oficio. Paga la casa. La justicia española ha denegado su petición. Aceptarla no sólo sentaría un pésimo precedente, sino que arruinaría las arcas estatales. Pero sobre todo, el preso no puede demostrar el daño causado por el tabaco ajeno. Y ante la negativa, el etarra ha decidido apelar a