Sr. Director:

El señor Héctor Timerman, cónsul general en Estados Unidos, en su extensa carta del 14 de agosto, expresa gran cantidad de inexactitudes que, como ciudadano argentino, me siento en la obligación y el derecho de refutar.

Trata de voceros de la violencia a los analistas políticos que condenan al terrorismo subversivo de los años 70. ¿No son acaso voceros de la violencia, y hasta actores de ella, los dilectos amigos del señor Timerman como Bonasso, Verbitsky, Hebe de Bonafini, y tantos otros?

Dice que los argentinos hemos sufrido la violencia como pocos otros. Pero no computa la violencia iniciada por la guerrilla subversiva en los años 70 y que fue el origen y la causa de toda la violencia posterior.

Habla de treinta mil desaparecidos a sabiendas de que fueron sólo siete mil (igualmente lamentables), cargando así una culpa de engaño a la CONADEP, presidida por Ernesto Sábato, que, aun con enorme amplitud de criterio, señaló la cantidad expresada.

Dice que los piqueteros no son terroristas, ya que su accionar no ha producido una sola víctima. No habrá producido una sola muerte, hasta ahora, pero han producido y producen víctimas. Cientos de miles de personas impedidas de circular libremente y realizar sus actividades laborales o personales; comercios invadidos, depredados, afectados económicamente; dependencias públicas destrozadas; el turismo nacional y de la capital ahuyentado; las inversiones nacionales y extranjeras desalentadas de producir el necesario aumento de nuestra economía y del bienestar general. ¡Vaya si hay víctimas!

Dice que terroristas fueron los que atentaron contra las Torres Gemelas de Nueva York o los que atentaron contra la Embajada de Israel y la Amia en Buenos Aires.

Los que en los años 70 iniciaron la época de violencia y muerte asaltando cuarteles, matando militares, policías, civiles, mujeres y niños, ¿no fueron terroristas? Los que mataron al capitán Viola y a su pequeña hija que llevaba en brazos; los que hicieron volar en mil pedazos a la joven Paula Lambruschini, ¿no eran terroristas? Los que secuestraban, torturaban y asesinaban en nombre de una revolución marxista leninista, ¿no eran terroristas?

Justificar el accionar piquetero por los problemas sociales que padece el país resulta ingenuo, cuando no hipócrita. Y culpar de esos problemas a la economía de mercado es una ignorancia y una irresponsabilidad cuando lo dice nada menos que el cónsul argentino en Nueva York, una de las principales ciudades de la más poderosa potencia mundial gracias, entre otras cosas, a la economía de mercado.

Horacio Salduna

hsalduna@ciudad.com.ar