Sr. director: 

Le remito estas líneas  como protesta a la situación que vivimos actualmente en Madrid en lo que respecta a la (in)seguridad ciudadana. 

A modo de estadística personal me gustaría decir que llevo residiendo en Madrid 34 años, ciudad a la que tengo mucho cariño y de la cual no tenía ningún reproche irreparable. En el último año he tenido algunas experiencias que me gustaría criticar desde el punto de vista de ciudadano. En el 2002 tuve la peor experiencia de mi vida, por lo menos hasta el día de hoy, aunque tal y como están las cosas parece ser que se podrían repetir, de ahí el motivo de esta carta. El uno de Enero del 2002 fuimos atracados en casa de mi suegra siete miembros de la familia, al encontrar a los delincuentes dentro de la vivienda cuando nosotros regresábamos después de celebrar el año nuevo. Tal y como puede ocurrir en la mejor de las películas de acción fuimos atados y amordazados durante unas tres horas, y sin entrar en detalles, pasamos el peor momento de nuestras vidas, ya que como podréis imaginar se te pasan muchas cosas por la cabeza. Gracias a Dios todo ocurrió sin tener que lamentar nada que no tenga solución.  

El ocho de enero del presente año, después de haber escuchado o leído todo tipo de sucesos dignos del exdiario "El Caso", la inseguridad ciudadana nos volvió a atacar. Al regresar a Madrid después del periodo navideño, en la puerta de nuestra casa en Pozuelo de Alarcón, nos encontramos nuestro coche con las dos cerraduras forzadas y sin nada de valor en su interior, ya que alguien había decidido que nuestros bienes eran suyos. El coche no nos lo robaron por ser antiguo, un detalle por su parte.

Mi mujer y yo estábamos apunto de acudir a alguna bruja por si teníamos mal de ojo, ya que anteriormente también habían jugado un tres en raya en el capo del coche. La ciudadanía parece ser que está adquiriendo unos hábitos de lo más peculiares, lo que me pregunto es, ¿es la de siempre o parte de la que estamos adoptando? 

Mi mujer y yo pensábamos que podríamos disfrutar por lo menos de una temporada tranquila sin tener más sobresaltos, ya que a este paso nos iban a incrementar la prima del seguro de vida por riesgo de infarto. Pero, ¡¡grave error!!, todo es susceptible de empeorar. El 11 de Enero, tan sólo tres días después, la "fiera" ataca de nuevo. En el aparcamiento de Diversia, centro comercial de Alcobendas, nos roban objetos del maletero y parte de los del interior del vehículo, no todos por no darles el suficiente tiempo a los delincuentes . Creo importante describir nuestra mala experiencia, ya que así podremos evitar que a otras personas les ocurra lo mismo. De este acontecimiento nos dimos cuenta ya en nuestra casa, al abrir el maletero nuestros objetos habían desaparecido, digno de Houdini. No se había forzado una cerradura, ni había indicios de vandalismo, la policía nos aclaró la incógnita. ¡Hoy en día se puede copiar la frecuencia de los mandos de los coches!, con lo cual mi consejo es que no se utilicen por lo menos en los centros comerciales.  

En la actualidad mi mujer y yo hemos puesto carteles en los vehículos, "nosotros ya hemos sido robados en repetidas ocasiones", más que nada para que los nuevos ciudadanos de Madrid sepan que poca cosa pueden sacar. 

Soy afín al partido que gobierna, pero creo que hago un flaco favor si no hiciese una crítica que espero sea constructiva. En cualquier democracia uno de los valores más importantes es la seguridad ciudadana. Es como todo en esta vida, no lo valoras hasta que no te falta. ¿Nos damos cuenta de lo que es darse un paseo por el Retiro una mañana soleada?, espero que no haga falta llegar a situaciones tales como las que se viven en algunos países de Sur América.  Por ello creo que es buen momento para que el gobierno se ponga manos a la obra y tome medidas serias.  

Por último me gustaría pedir a los políticos, sea cual sea el partido, que todos los ciudadanos españoles podamos pasear por nuestro barrio sin tener que mirar por encima de los hombros, como cuando yo paseaba con mis padres de pequeño. En cuanto a mi mujer y a mí, nos podrían pagar "vigilancia personal" durante una temporada ya que como sigamos a este ritmo estoy convencido que podrán encerrar a un gran número de maleantes.

Pablo Ventosa Álvarez