Tarjeta amarilla a la morosidad
Ha trascendido mucho la cifra de 1,8 millones de morosos del ASNEF. Sin embargo, la propia compañía señala que resalta que el crecimiento es "poco significativo". Además, la mayoría de los morosos lo son de deudas de consumo, no hipotecarias. Es decir, las menos graves, aunque por algo se empieza. Tarjeta amarilla, pues; no roja. Y por cierto, entre ellas, 234.000 compañías se encuentran en situación deudora.
Sin embargo, hay un par de datos que sí resultan llamativos. El primero es que se incremente sustancialmente la cifra de reincidentes. Se trata de personas que entran en el registro de morosos y que logran salir, pero al cabo del tiempo, vuelven a ingresar. O sea, personas que se encuentran en la cuerda floja, extraordinariamente débiles, con enormes posibilidades de incurrir en impago.
Por otra parte, llama la atención que los residentes extranjeros supongan ya el 14% de los impagos: 3,32 millones de créditos morosos con un saldo medio de 2.694 euros. Una tendencia alcista observada desde el principio de año. Quizás la presencia de un importante volumen de población extranjera pueda disparar nuestros índices de morosidad.
Lo más preocupante es que pudieran extenderse las hipotecas subprime modelo norteamericano. Es decir, negocios hipotecarios para morosos incursos en ASNEF. Hasta ahora este era un negocio de chiringuitos. Pero los préstamos rápidos han sido popularizados en la televisión. No es extraño: con rentabilidades del 25% y márgenes del 20% uno se puede permitir hasta una mora del 10%. En las hipotecas se ‘segunda clase' podría ocurrir lo mismo. Y estaría muy bien que el Banco de España estuviera alerta. Porque el gran problema del mercado inmobiliario norteamericano radica en la debilidad de estos préstamos.