El uso de nuevos lenguajes es uno de los desafíos que debe afrontar la Iglesia en nuestro tiempo; un desafío muy difícil, afirma monseñor Ravasi, porque debe transmitir valores enormes en pequeñas píldoras, como son los sms, símbolo por excelencia del nuevo modo de comunicar, sobre todo entre los jóvenes.
La realidad es que la Iglesia se enfrenta a un doble problema. Por un lado, debe ser capaz de encontrar un lenguaje nuevo que sea capaz de estar en sintonía con los lenguajes actuales que han cambiado por completo y no son inmediatamente descifrables. Basta pensar en Internet.
En segundo lugar hay que tratar de todas las maneras posibles que el lenguaje nuevo no apague el contenido, porque hay valores grandísimos que si se reducen a un molde demasiado frío, también pueden evaporarse.
Por este motivo, el reto es muy complicado; existe todavía un largo camino por recorrer. Refiriéndose en concreto al entendimiento por medio del lenguaje hablado entre los sacerdotes y los fieles, por ejemplo en la predicación, existe un vacío que hay que llenar tras el divorcio que ha habido entre el lenguaje de unos y de otros.
Valentín Abelenda Carrillo