El poder une. Pero la oposición reabre las viejas heridas. Cuando existen prebendas que repartir, todo el mundo trata de salir en la foto. Pero cuando uno se encuentra en la fría oposición, la cohesión en el partido desaparece. Aznar ha gobernado con mano de hierro y ha sido incontestable.
Pero ahora es árbol caído. Y con él se hace leña en el mismo PP. Arrecian las críticas por el nombramiento de un líder sin equipo que ha hecho una campaña de laboratorio. Comienzan las grietas ideológicas. Y más: comienzan a aparecer como setas los críticos con la participación de España en la guerra de Iraq. La condición humana...
Ahora deberá de afrontar la renovación. Y como dijimos en estas mismas pantallas deberá decidir cuál es su ideario, cuál su talante, y cuál su discurso. Apasionante hora que depurará a los abundantes mediocres que se acercaron al calor del poder.