El domingo hubo 14 muertos en la ciudad de Homs en choques con las fuerzas de seguridad

 

El presidente El Asad se aferra la conspiración occidental.

La tensión que comenzó a inicios de año en los países árabes sigue latente y aunque se haya ido desplazando a diferentes países y en cada uno haya habido un desenlace distinto, lo que está claro es que sigue su marcha.

En las últimas semanas, las protestas han ido tomando cuerpo en Siria, donde la población solicita mayores libertades. El presidente del país, Bachar El Asad ha intentado calmar a la población con la promesa de abolir la Ley de Emergencia que lleva en vigor 48 años y con el cambio de Gobierno, pero las protestas crecen. Esto se debe a que los hábitos adquiridos por las fuerzas de seguridad no se han perdido y cada protesta es reprimida con gran violencia, de manera que desde que comenzaron las manifestaciones por todo el país, un centenar de personas habrá muerto a manos de la policía y el ejército. Las últimas en la ciudad de Homs, en el centro del país, donde 14 personas fallecieron por los disparos realizados contra la multitud que acudía al entierro de líder tribal.

Y mientras continúa el enfrentamiento entre manifestantes y policías en Siria, la guerra abierta en Libia sigue con sus partes de guerra diarios. Ahora el centro de atención internacional es la ciudad de Misrata, donde civiles y soldados mueren sin distinción en medio del asedio de las tropas de Gadafi.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com