Sr. Director:
Los que pudieron ver el programa presentado por Isabel San Sebastián, cuyo tema era "Ruptura entre Iglesia y Estado", pudimos ver que las distancias no son mayores que la disposición personal de los individuos. La prueba está en que entre los contertulios hubo debate de acercamiento, cosa que no es habitual en este tipo de programas. Cada una de las partes defendía su postura, con más o menos aciertos, pero desde la base del respeto, que no siempre debe tener buen talante.
Pero la triste figura del señor de La Puente dejó mucho que desear de lo que se espera de un "diplomático", como rezaba el subtitular al pie de su imagen. Se trataba más bien de un viejo cascarrabias, acomplejado de inferioridad, llamando la atención y siendo constantemente llamado por la atención de la moderadora. Cada vez que hablaba -¡como le gustaba escucharse!- era para distanciarse de los presentes, incluidos de los de su parte. Su tono conversacional era amargo, resentido y descaradamente anticlerical.
Por el resto, felicidades, fue un debate de los pocos que esclarecen ideas y muestra que hay proyectos políticos que deben consensuarse más y que el Gobierno que esté de turno no debe mostrar posturas aisladas o de minorías, porque hacer política en democracia es luchar por la justicia social, es decir, el bien común.
Humberto Pérez-Tomé
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