Al presidente de Telefónica, Cesar Alierta, hay que reconocerle más valor que "al guerra" al presidir la Junta de Accionistas más conflictiva de toda España. En ella estuvieron presentes ex trabajadores de Sintel, sindicatos minoritarios, especialmente CGT, prejubilados con ganas de bronca, ‘pancarteros' con todo tipo de reivindicaciones… y unos servicios de seguridad bastante tolerantes con la bronca. A todos les deja hablar y ni tan siquiera se abastece de una clá que contrarreste a la parroquia gritona.

 

Ahora bien, eso no quita que la Junta General de Accionistas de la primera empresa de España, celebrada en Madrid, haya proporcionado muchas sorpresas. Por de pronto, se retrasan los nombramientos de los consejeros socialistas, José Aureliano Recio e Ignacio Santillana, especialmente de éste último a quien muchos consideran futuro consejero delegado en sustitución de Fernando Abril-Martorell.

 

Por otra parte, Alierta dejó bien claro en su discurso ante los accionistas que su gestión sigue siendo eminentemente financiera, lo que, en pocas palabras, quiere decir que está dispuesto a recortar gastos hasta el hueso, especialmente en forma de reducción de plantilla. Telefónica es hoy  la cuadragésimo cuarta empresa del mundo por capitalización bursátil. Como el mismo Alierta se encarga de recordar, sólo tres empresas procedentes de la Unión Europea están por encima de Telefónica en ese listado y las tres son petroleras, y todos sabemos que el mundo del petróleo no se puede medir con la misma vara.

 

Lo cierto es que en la Junta de Telefónica se ha vivido una constante petición de dimisión a César Alierta. Por boca de accionistas y sindicalistas, tomaba voz un sentimiento bastante extendido: el de que un cambio de Gobierno debe propiciar un cambio en las presidencias de las compañías privatizadas.

 

Más. Telefónica ha alcanzado ya los cien millones de clientes y 1,6 millones de accionistas. En 2003 obtuvo un beneficio bruto de 3.362 millones de euros (más de medio millón de las antiguas pesetas). Sus objetivos para 2004 es que el resultado de explotación se incremente entre un 15 y un 18%, que el EBITDA crezca entre el 7 y el 10% y el flujo de caja lo haga entre el 8 y el 11%.

 

Pues bien, con tan espléndidos resultados y tan ambiciosos objetivos resulta que Telefónica continúa reduciendo plantilla mediante expedientes de regulación de empleo (ERE's), bastante menos generosos que los de la banca y las eléctricas, y que, increíblemente, han sido aceptados por los sindicatos mayoritarios Comisiones Obreras y UGT. No es de extrañar que otros sindicatos, minoritarios pero peleones, echen las muelas. Especialmente, el mencionado CGT para quien Comisiones Obreras y UGT son un mero apéndice "del departamento de recursos humanos de la empresa".

 

Porque lo más llamativo es que esa gestión no va a cambiar. Eso se deja ver en que la inversión material de Telefónica (es decir, inversión en redes y nuevos productos) se mantendrá en el mismo nivel de 2003 o crecerá, como mucho, un 3%.

 

Es lo que se llama, en efecto, una gestión financiera y muy poco social. Una gestión, que, por otra parte, es muy común a la mayoría de empresarios que el Partido Popular colocó en 1996 al frente de las empresas privatizadas, casi todos ellos, como Alierta o FG, procedentes del mundo bursátil. Una gestión que, en efecto, se preocupa más de los accionistas que de los trabajadores y clientes.