En tiempos de bonanza rentista, es decir, parasitaria, como el vivido durante el quinquenio 2003-2007, el debate sobre los salarios pasa a un segundo nivel. Ahora, cuando llegan las vacas flacas, provocada, una vez más por la especulación financiera, vuelve el debate sobre la necesaria contención de rentas...de rentas salariales se entiende. Veamos: la economía actual con la exuberancia de las bolsas se caracteriza -se ha caracterizado durante el precitado lustro- por rentas salariales que crecen al 3%,  rentas empresariales que lo hacen al 20-25% y rentas financieras que aumentan al 30%. Sí, cinco años hemos vivido con las bolsas creciendo al 30% y a nadie se le ha ocurrido exigir moderación en las plusvalías. Y eso en una Bolsa como la de Madrid, donde el mercado secundario -especulativo- supone un 98% del total, o una Bolsa como la de Wall Street, donde representa el 99,5%.   El crecimiento de las rentas empresariales me preocupa menos, dado que en nuestro mundo el beneficio se convierte en inversión o en reparto de dividendo, que, aun como renta de capital, no deja de ser menos especulativo que el puro juego de la plusvalía bursátil y ayuda -o ayudó- a la economía real. En cualquier caso, cuando la inflación rebrota la crisis amenaza, todos los ‘expertos',  el Banco Central Europeo, el vicepresidente Pedro Solbes, la izquierda y la derecha políticas, al alimón, solicitan a los obreros que se aprieten el cinturón, al tiempo que las grandes empresas machacan a los proveedores autónomos -que es la forma más eficaz, y más dañina para la parte más débil, de recortar gastos- y los grandes piden moderación salarial a los trabajadores. Y es que tanto la izquierda como la derecha políticas son plutócratas. No están con las grandes empresas porque sean empresas sino porque son grandes. Plutócratas y un tanto hipócritas, porque cuando exigen moderación salarial lo hacen, naturalmente, "a beneficio de los huérfanos, los huérfanos y de los pobres de la capital". Por eso, Jean Claude Trichet no aconseja medida alguna contra la especulación financiera provocadora de la crisis, pero eso sí, exige moderación salarial en la Unión Europea, sin preocuparse, eso sí, de disciplinar entre los salarios, por ejemplo, de España cuyo salario medio es la mitad de Alemania. O sea, construyendo la Europa unida en la diversidad. En la diversidad de ricos y pobres, se entiende. Es la nueva batalla ideológica en todo el mundo. Ninguna autoridad occidental ha propuesto medidas contra la especulación, ausente del desastre. Lo que proponen es que los pobres se ajusten el cinturón. Porque, no lo duden, son culpables de lo que ocurre... al menos en un 3%. Los rentistas sólo lo son en un 30%. Pero, eso sí, proponen moderación salarial para que la inflación no se dispare, porque la inflación, dicen, es el mayor impuesto sobre los pobres. No, el mayor impuesto sobre los pobres son el paro y los salarios de subsistencia. En cualquier caso, lo hacen "a beneficio de los huérfanos y de los pobres de la capital". Lo cual es muy loable y digno de ser tenido en cuenta. Eulogio López eulogio@hispanidad.com