Ante un portento como Susan Boyle, una desempleada escocesa de 47 años tornada en una afamada gracias a su voz, no pude, ni quise contener la emoción.

La sencillez de Susan me cautivó. A ella, lo que le importaba era luchar por alcanzar el triunfo y empleó todos los medios y, de modo especial, la voluntad para conseguirlo. Susan Boyle, una escocesa que arrolló con su voz. Pero, más todavía, por su espontaneidad. Poco agraciada y obesa, con la ayuda de Dios, cautivó a toda la audiencia. Logró su gran sueño.

Más de 26 millones de personas han avispado en YouTube la interpretación de la canción I dreamed a dream (Soñé un sueño) del musical Los Miserables, con la que Susan impresionó a los 11,3 millones de mortales que la examinaron al cantar, en directo a través de la cadena británica ITV.

Susan Boyle, que invierte gran parte de su tiempo como voluntaria, -forma parte del coro parroquial-, en una iglesia de Blackburn, una pequeña villa próxima a Edimburgo (Escocia), es una asistente social en paro cuyas facultades artísticas sólo eran conocidas entre los feligreses que concurrían al karaoke local. Durante toda su vida se ha dedicado, abnegadamente, a cuidar de sus padres. Susan es la última de nueve hermanos, de una devota familia católica.

Me apunté a la competición, porque quería darle una oportunidad a la canción. Al principio me resultó desquiciante para los nervios, pero una vez que me tranquilicé y empecé a cantar, pensé que el auditorio me aceptaba un poco más. A partir de ahí, me relajé y empecé a disfrutar, declaró.

Los tres miembros del jurado y las 3.000 personas que llenaban el aforo del teatro, la acogieron con indiferencia e incluso con burlas y risitas, dado su aspecto descuidado, llevaba el mismo vestido que adquirió para asistir al bautizo de su sobrino, pero fueron suficientes 3 minutos de canturreo para que Susan triunfara. 

Al público le gusta la gente con aspecto de desamparo que es capaz de demostrar que los sueños se pueden hacer realidad aunque no se tenga la belleza de una actriz de cine, afirmo un miembro del jurado.

Clemente Ferrer Roselló

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