El pasado domingo 7, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, señalaba en sendas entrevistas periodísticas que Zapatero sería el mejor garante para controlar el antiamericanismo existente en España. Se debió equivocar, porque De la Vega afirma que el antiamericanismo español no existe. "No creo que haya sentimientos antiamericanos. Esa es una visión un poco antigua", señala. ¿Confundimos el deseo con la realidad?

 

La vicepresidenta insiste en su discurso de los últimos días: "Somos dos países aliados y amigos y ni se puede ni se debe decir que existe americanismo". Aquí ya es donde le falló el subconsciente. Hay cosas que no se deben decir. Eso sí, en privado señala que la reunión mantenida con el embajador Argyros fue solicitada por el representante norteamericano: "Fue buena y se trataron temas de una agenda completa muy interesantes". Y tan interesantes. Como que Argyros y Zapatero estuvieron encerrados dos horas. Y una de las conclusiones del encuentro parece que fue el compromiso del Gobierno en no dar patadas en las espinillas de manera gratuita.

 

Y ahora el "buen rollo" ha llegado hasta el Gobierno norteamericano, que ha pedido colaboración al Gobierno español para ayudar a salir a 90 de sus compatriotas de Costa de Marfil junto a 20 ciudadanos españoles. La vicepresidenta da cuenta del asunto, y ahí queda eso.