El Ministerio de Sanidad se queda sin competencias
Pocas competencias tenía el Ministerio de Sanidad desde que las competencias fueron transferidas a las CCAA. Tan sólo le quedaban las competencias de investigación. Pero estas han pasado a formar parte del Ministerio de Cristina Garmendia. Así que Soria se ha quedado con la brocha en la mano. Y como no sabe qué hacer, con el rabo mata moscas. La primera ha sido el impulso del suicidio asistido. Una campaña en la que curiosamente se ha quedado sólo. Nadie del Ejecutivo le ha secundado, aunque en el fondo aplaudan con las orejas.
La segunda ocurrencia ha sido la de crear un Observatorio sobre el impacto en la salud de los españoles del cambio climático. Tema apasionante donde los haya que justifica -cómo no- la creación de un observatorio con sus investigadores, informes, bedeles, secretarias, etc. Paga el contribuyente. ¿Y qué pasaría si desapareciera el Ministerio de Sanidad? Seguramente, nada, salvo que Soria se quedaría sin trabajo. En el mundo académico no le quieren ni ver. Y las células madre embrionarias -que el PSOE utilizó como oposición al aznarismo- ya no venden.