Dice la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría que el fichaje de su esposo, José Iván Rosa, por Telefónica no revista mayor problema: cuando el Gobierno tome una decisión que afecta a Telefónica ella va se inhibe y a correr.

Pasemos ahora de la persona a la cosa. La pregunta es: ¿Existe alguna decisión política del Gobierno de la nación que no afecte a la primera multinacional española? Le afectan las medidas fiscales, de privacidad, de propiedad intelectual, de seguridad, de producción audiovisual, de emisión audiovisual, de telefonía, informativa y televisión, cuestiones internacionales (invierte e medio mundo) relaciones diplomáticas y hasta militares. Para mí que doña Soraya va a tener que dimitir o, sencillamente inhibirse de continuo.

 Mire usted, menos paripé- estamos dispuestos a confiar en su probidad y en la de su media naranja para que Telefónica no se aproveche de la política del Gobierno y viceversa. Pero no pretenda usted, señora vicepresidenta, que comulguemos con ruedas de molino. Por ahí no paso. Al menos yo.

Eulogio López

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