De la Vega sugiere que las tarifas sociales gozarán de protagonismo en la revisión tarifaria. Según la vicepresidenta, la propuesta de subida de la CNE se encuentra entre un 7 y un 11%. Hay que conciliar los intereses de las empresas, pero también de los consumidores, señala. La solución no está tomada, pero será motivada y razonable
Nuevo jardín para el Ejecutivo: las tarifas eléctricas. Desde que el secretario de Energía dijera el pasado viernes que seguirían la propuesta de la CNE, se han desatado las tensiones. Sebastián tuvo que salir en tiempo real a desmentirle y afirmar que serían razonables. Hasta De la Vega desde Níger salió para decir que el tarifazo será razonable y razonado. Saben que es un tema muy sensible, que levanta ampollas entre los consumidores y que el pueblo llano se lo puede echar en cara.
Así que Sebastián fue torcerle el pulso a la independiente Maite Costa que en lugar de proponer un 20% de subida como había hecho hasta entonces, rebaja su propuesta al 11,3%. Eso es más razonable, señaló Sebastián, quien indultó a su presidenta de la CNE. ¿Y ahora?
La gente sigue fumando en pipa ante la perspectiva de una subida del 11% en la luz. Pero por otra parte, el déficit tarifario no para de crecer. En primer lugar porque el insumo de las centrales de ciclo combinado, el gas, ha subido exponencialmente en los últimos meses. Pero, sobre todo, porque España ha optado por ser líder mundial en renovables y esas son carísimas. Así que estamos permanentemente posponiendo el pago en lugar de hacer los deberes.
¿Cómo se realizará este círculo cuadrado? De la Vega ofrece algunas pautas. Dice que habrá conciliar el interés de las empresas, pero también el de los consumidores. ¡Voilá! El Gobierno tendrá en cuenta las tarifas sociales para proteger a los ciudadanos con menos recursos, asegura la vicepresidenta. Ya tenemos el modelo: una tarifa social ampliada que permita proteger a un amplio espectro de consumidores y un tarifazo para el resto.
De esta manera se sigue sin solucionar el problema de la tarifa eléctrica que es todo menos transparente. En lugar de pagar el coste, como hacemos con la gasolina, posponemos el pago in eternum. Y claro, eso es un señor problema. Pero además, en lugar de producir con un mix barato, optamos por el más verde, pero también el más caro. ¿Y ahora cómo se lo decimos a los ciudadanos? No se lo decimos. Diluimos el pago y santas pascuas. El problema es que el déficit crece como una bola de nieve y en algún momento habrá que frenarlo.
Eso y limpiar la tarifa de subvenciones encubiertas, expropiaciones nucleares, impuestos poco transparentes. Una vez limpiada la tarifa, el precio debe estar en relación con el coste. De otra manera parece que construimos el precio desde arriba (la voluntad política) en lugar que desde abajo (los costes). Y esto se va a acabar. Las directivas europeas exigen que el Gobierno deje de intervenir en las tarifas eléctricas. Así que habrá que transitar hacia el nuevo modelo sin que se note. Al Gobierno se le ha ocurrido la chapuza de las tarifas sociales. Un parcheo más en un problema general.
Por otra parte, las tarifas no se renuevan dos veces al año como dice De la Vega, sino cuatro. Y durante los dos trimestres anteriores ha estado congelada. ¿Razones electorales? Ahora que se han ganado las elecciones nos podemos permitir casi todo. No es de recibo.