Polanco aspira al "modelo italiano": Todo el fútbol es de pago

 

Tras el informe de Competencia desvelado hoy jueves 19 por el diario Gaceta de los Negocios, la próxima batalla que presentarán ONO y AUNA será la de los derechos de retransmisiones deportivas. Afirman que "zanjarían el país entero", si pudieran acceder a un Madrid-Barça. Polanco se resiste porque aspira a tener el monopolio de la distribución de fútbol y películas. Para ello, no acepta competidores como Mediapark, a quien hundió con maneras no muy ortodoxas. El último escalón será el control de la información. ¡Viva el pluralismo informativo y el libre mercado!

 

El pasado 16 de julio el subdirector general sobre Conductas Restrictivas de la Libre Competencia, Eduardo Prieto Kessler, emitió una providencia en la que afirmaba que los contratos mantenidos por Sogecable con las productoras norteamericanas de cine "obstruyen e impiden el acceso de otros operadores de pago a unos contenidos esenciales para su negocio". El organismo dependiente de Economía considera que los citados acuerdos son contrarios al artículo 1 de la Ley de Defensa de la Competencia y al artículo 81.1 del Tratado de la UE. Cree que la exclusividad de los contratos y la duración injustificada de los mismos "impiden el acceso a un recurso esencial para su actividad económica".

 

El recurso se produce como consecuencia de la denuncia presentada el 1 de diciembre de 2002, dos días más tarde de que el Consejo de Ministros aprobara la fusión de la "platajunta". Sin embargo, no fue hasta el pasado 28 de octubre de 2003 que Competencia decidió abrir expediente. Eso sí, sin tomar medidas cautelares. Por otra parte, la decisión de ahora de Competencia deja con la brocha en la mano a la abogacía del Estado, que defiende las condiciones impuestas en la fusión ante el Tribunal Supremo.

 

La decisión de Competencia se completará con las alegaciones de Sogecable, que, en caso de no convencer a las autoridades, remitirán el caso del Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC). Cuatro de los nueve miembros del TDC no estaban en noviembre de 2002 y dos fueron nombrados por el PP el sábado 13 de marzo.

 

Está la batalla de las películas. Pero también está la del fútbol. Los cableros aseguran que si contaran con el Madrid-Barça "arrasarían". Dicen que entonces sí que sería rentable hacer zanjas por todo el país. El fútbol es el activo que les falta en su kit de teléfono, internet 24 horas y televisión de pago. Pero el fútbol es también la obsesión de Polanco. Sabe que es lo que marca el tirón, genera clientes y una liquidez envidiable. Por eso, establece unos precios elevadísimos que sabe que los cableros no pueden pagar. Don Jesús quiere ser como Berlusconi. Le gusta el modelo italiano en el que no existe el fútbol en abierto.

 

Y en ello está. Ya ha conseguido algunos partidos de la Liga. Tiene el 50% de la Liga de Campeones y ahora planea abalanzarse sobre los partidos de la selección española, patrocinados por TVE. La verdad es que resultaría difícil considerar de pago un partido de la selección. Pero todo es cuestión de incluirlo en un paquete más amplio. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si Polanco estableciera esa condición a cambio de hacerse con uno de los dos canales de TVE? El negocio sería perfecto. El PSOE se garantizaría el control ideológico y resolvería de un plumazo el grave problema laboral que sufre el Ente. Don Jesús, como buen cántabro, seguramente sabría solucionarlo...

 

A todo esto, hay que sumarle la contingencia del caso Mediapark, la compañía fundada por Alfred Cabanes que se dedicaba a negociar contenidos audiovisuales y empaquetarlos para Vía Digital. Las condiciones del Gobierno para la fusión incluían la obligación de mantener los contratos firmados por cada una de las partes. Pero Polanco prefirió dinamitar Mediapark porque era redundante con sus contratos. Igual que se hizo con toda la plantilla de Vía Digital.

 

Actualmente Mediapark languidece en manos de Iberdrola, que entró como socio capitalista y ha preferido echar pelillos a la mar, para disgusto de Jesús Trillo, entonces presidente de Mediapark por la eléctrica vasca. Trillo era partidario de dar la batalla en los tribunales. En su opinión, el asunto estaba ganado. Exigiría los 40.000 millones de pesetas de valor de la compañía, así como el lucro cesante por los contratos firmados por 12 años. Pero desde "arriba" se optó por dejarlo pasar. Polanco manda.

 

Y para complicar más el embrollo en este país tan pequeño, resulta que tanto AUNA como ONO están participados por el Santander Central Hispano (SCH), que mantiene serios lazos de hermandad con la familia Prisa. Tanto Botín como Polanco son cántabros. Isabel Polanco se sienta en el Consejo del Banesto y Jaime Botín en el Consejo de los cableros. La batalla entre ambos tiene lazos comunes, así que, probablemente, terminen desfaciendo el entuerto a su "leal" saber y entender. Entretanto, las espadas están en alto.