La encuesta publicada el domingo 3 por El País, que otorga la victoria al PP por 1,2 puntos sobre el PSOE, no representa un punto de inflexión en la estrategia de Rodríguez Zapatero.

Se trata, simplemente, de la confirmación de una sospecha presidencial. El último relevo en el Consejo de Ministros ha sido un fiasco desde el primer día: Elena Salgado no ofrece confianza alguna en Economía y a La Moncloa sencillamente no se le ocurre ninguna idea contra la crisis. Por si no bastara, la puñetera crisis no tiene trazas de terminar nunca: lo que se prevé es lo que en Hispanidad hemos denominado crisis permanente: lo que ocurrirá es que nos instalaremos en el fondo del pozo por tiempo indefinido.

Es decir, que debemos ocultar las cifras absolutas (por ejemplo, los 4 millones de parados) y utilizar las cifras relativas, los porcentajes. Traducido, el mensaje socialista será el siguiente: hoy estamos igual que ayer, igual de mal, ciertamente, pero no peor. Esto es lo que tiene de bueno la crisis económica permanente para el político. Podríamos calificar la nueva estrategia ZP como Miente y triunfarás, pero no es así como la definen en Moncloa ni en Ferraz, porque nadie es tan sincero consigo mismo, y menos que nadie un partido como el PSOE, convertido tiempo atrás en una maquinaria de poder donde todo el mundo es capaz de todo con tal de mantenerse en el cargo y de no perder cuota de mando.

Traducido a la estrategia política, todo lo anterior se concreta en dos elementos: impunidad y desfachatez. Ejemplos:

El pasado 1 de mayo, tres sinvergüenzas, culpables de que el paro en España haya superado, en cifras absolutas, relativas y evolutivas, a cualquier país de la Unión Europea, se convirtieron en estrellas de la manifestación del 1 de mayo contra el paro: el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, el cabeza de lista del PSOE para Europa y ex ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar y la secretaria de Organización del PSOE, Leyre Pajín, altos cargos de un Gobierno que lleva cinco años en el poder, que ha creado la situación más grave de paro de nuestra historia como estrellas de una jornada sindical contra el paro. Y la culpa, no se lo pierdan, es de la derecha. Por mucho menos paro que el creado en España, a Sarkozy y Merkel les levantaron barricadas en París y Berlín. Pura desfachatez.

Tres sinvergüenzas no, cinco, porque el pasado de mayo murió cualquier resto de independencia sindical. El cuarto sinvergüenza es Fernadez Toxo, líder de COOO y el quinto Cándido Méndez, secretario general de UGT, que han convertido las dos centrales mayoritarias en meras divisiones del PSOE: la culpa de paro agobiante que sufren los españoles la tiene la patronal y la derecha, que piden despido más barato. Y tiene toda la razón, porque CCOO y UGT ya no piden empelo, sólo subsidios.

La desfachatez de los sindicatos, monaguillos del PSOE, protectores de funcionarios y de trabajadores de grandes compañías, consiste en vivir del dinero público (ZP es generosísimo en este punto) mientras miles de españoles pasan a engrosar las listas de desempleo. Pero la culpa, no lo duden, es de la derecha.

Más desfachatez y más impunidad: el ex ministro y actual portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, asegura el domingo 3, en el periódico La Razón, que el PP se ha aliado con el PNV y pagará cara su incoherencia. Lo dice el miembro de un Gobierno, de un grupo parlamentario, de un partido, que ha inventado el social-nacionalismo, que gobernó Galicia con nacionalistas independentistas y que gobierna Cataluña con independentistas catalanes.

¿Que por qué no gobierna Euskadi con el PNV? Por lo que mismo que aún no gobierna Cataluña con CIU: en la Generalitat porque el socialista José Montilla no quiso cederle el asiento de presidente al convergente Artur Mas, en Euskadi, porque el socialista Patxi López no quiso cederle la Presidencia de Ajuria Enea a Ibarretxe.

Desfachatez e impunidad. Desfachatez significa encabezar la crítica a los propios fracasos y conculcar la libertad de prensa y de expresión. Para eso, ZP cuenta con el oligopolio televisivo, que controla con mano más férrea de lo que nunca lograron Felipe González y José María Aznar. Si no fuera por Internet, y ante la crisis definitiva de la prensa, Zapatero dirigiría un régimen donde la libertad de prensa no existiría, un régimen que le garantiza desfachatez e impunidad, porque nadie como él ha controlado la TV: RTVE, Tele 5, Cuatro, La Sexta y A-3 TV (sí, también ésta última, cada vez más). Menos mal que nos queda la prensa independiente de Internet.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com