Lo que ocurre en Siemens repercute directamente en España. No en vano, nuestro país es uno de los principales clientes de la segunda multinacional de ingeniería del mundo. Visitar un hospital español, fijarse en el suministro de redes de telecomunicaciones, en los trenes de alta velocidad, o visitar una central eléctrica supone toparse con el logo de la empresa alemana.
Pero, al mismo tiempo, Siemens arrastra en todo el mundo el sambenito de ser la empresa que más soborna a gobiernos nacionales para conseguir contratos. El nuevo CEO de la compañía, Peter Löscher, se ha empeñado en lavar la imagen de la multinacional, con toda una serie de cambios que la empresa con sede en Münich va filtrando a la prensa con cuentagotas.
Por de pronto, las tres divisiones clásicas de la firma -energía, telecos y transportes- se quedan en Sanidad, Energía y Transportes. Desaparece Telecos, precisamente la rama que llevaba el español Eduardo Montes, el ejecutivo patrio mejor pagado en una multinacional. Primero se le quitaron sus responsabilidades ejecutivas, tras firmar Siemens un acuerdo con Nokia… y ahora resulta que el tal acuerdo no funciona.
No sólo eso, Löscher pretende hacer una limpia de ejecutivos unidos a la anterior etapa de la corrupción, al tiempo que centraliza más las decisiones. En el caso español, el ejecutivo llegado del sector farmacéutico apuesta por que Zapatero renueve en Moncloa, por lo que pretende congraciarse con los socialistas. No olvidemos que el felipismo recibió sobornos de Siemens cuando la empresa en España la dirigía Francisco Francés, condenado por el caso AVE. Y ahora, qué casualidad, la revista Capital afirma que en 1996, cuando ya estaba Montes al frente de Siemens España, se blanqueó dinero y se realizaron pagos a personajes sin identificar. En definitiva, se cuestiona a Montes, un hombre siempre ligado al Partido Popular, con los rescoldos de la época más suscrita de Siemens en España. No son acusaciones formales, dado que eso exigiría demostrar que Montes intervino en ello, pero son alusiones que dan pábulo a la sospecha. Una sospecha que cae en tierra abonada considerando que Montes consiguió estupendos contratos de AVE con el Gobierno Aznar, que incluso llegó a invitar al ministro de Fomento del PP, Rafael Arias Salgado a Alemania. Ahora bien, la sospecha también recae sobe quienes han filtrado la historia a la publicación, dado que Eduardo Montes jamás ha sido acusado ante un Tribunal. En cualquier caso, sirve para justificar sus ceses.
Curiosa remodelación del organigrama: Löscher ha retrasado dos meses, hasta final de noviembre, los nombramientos definitivos. No obstante, algo dice, por ejemplo, ya ha anunciado que reduce a la mínima expresión el Comité Ejecutivo, Vorstand, que quedará reducido a cinco personas. Además, ha convocado a 6.600 directivos de todo el mundo. ¿Qué les va a contar? Pues que se acabaron las prácticas del pasado y, atención, el poder de los "príncipes nacionales" como en la jerga interna de la empresa se denominan a los presidentes nacionales. A partir de ahora, todas las decisiones se tomarán en Münich.