Sr. Director:

Las grandes potencias mundiales pasan demasiado tiempo mirando a la luna, a Marte y al espacio exterior olvidando lo que ocurre a ras de suelo.

Sólo la NASA, para el 2008 tiene adjudicado un presupuesto directo de 7.173 millones de dólares de los que 1.600 millones por ejemplo están destinados a la modernización del satélite Hubble y la construcción de otros nuevos. Mientras una triste sonda espacial cuesta 200 millones de dólares y las grandes potencias se gastan tantísimos millones que nos rompen las calculadoras.

Por aquí abajo 850 millones de personas son víctimas del hambre cada año. Si no mirasen tanto a la luna sabrían que cada año 6 millones de niños mueren de hambre en el mundo y que un millón de niños son vendidos como si fueran una mercancía cualquiera. Si mirasen de vez en cuando a la tierra, verían que a 65 millones de niñas en el mundo no se les permite el acceso a la educación y que 3.500 niños mueren cada año víctimas de malos tratos, generalmente propinados por sus padres, en los llamados países ricos. Si en vez de andar siempre mirando hacia arriba bajasen la vista verían que casi 600 millones de pobres de todo el mundo cobran lo mismo que 500 ricos según la ONU.

Basta pisar con los pies en el suelo para ver cómo las torturas siguen al orden del día en centenares de países o la trata de blancas es una lacra que avergonzaría a cualquier persona con cerebro. El mundo anda tan ocupado en su carrera espacial que ni siquiera se da cuenta de que en este momento, según los informes trimestrales de la Escuela de Cultura de la Paz, hay 23 guerras activas en el mundo, aunque aquí sólo se hable de las de Iraq, Líbano o Afganistán, como si el Chad, Nigeria, Congo, Somalia, Sudán, Uganda, Myanmar, Colombia o Rusia con Chechenia por ejemplo, no existieran.

Nieves Jiménez

nimenez@gmail.com