No interesa que casos como éste tengan demasiada difusión porque son la prueba palpable del error que se comete legalizando el aborto y la eutanasia. En una misma persona se han producido dos fenómenos inexplicables a ojos de los científicos: salió de una parálisis cerebral severa y tendrá un hijo en agosto tras haber sido declarada estéril. El sólo hecho de que los expertos puedan equivocarse mínimamente es suficiente para justificar que donde hay vida, hay esperanza.