Lleva pocos meses en el cargo de comisario de Economía de la Comisión Europea, pero a Joaquín Almunia los servicios de control de la Comisión ya le han dado un toque.
Al parecer, sus gastos de representación son de un lujo asiátic comidas, viajes, regalos, etc. Y el toque viene a cuento más que nada porque se supone que el comisario de Economía debe dar ejemplo de austeridad, la misma austeridad que reclama a los países miembros para que practiquen la ortodoxia fiscal.