En su toma de posesión el pasado jueves, la delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, echó balones fuera con respecto a la autodenominada procesión atea. Carrión señaló que ni siquiera se trataba de una manifestación, sino de un acto festivo y rebotó toda responsabilidad hacia el Ayuntamiento de Madrid.
Así que este viernes Hispanidad decidió preguntarle a su jefe. Fue en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y Alfredo Pérez Rubalcaba comenzó poniendo cara de sorpresa ante la pregunta. A continuación señaló que era una responsabilidad de la Delegación del Gobierno y que se aplicará la ley: "A todas las manifestaciones se les trata por igual", señaló el vicepresidente primero y ministro del Interior, que reconoció finalmente no haber estudiado el caso particular.
La cuestión es que no se trata de una manifestación más, ya que una de las organizaciones convocantes ha reconocido que la intención era "castigar la conciencia católica y hacer daño sin contemplaciones". ¿Vale todo? La ofensa al sentimiento religioso con carteles en los que se habla de la "Hermandad de la Santa Pedofilia" o la "Cofradía del Papa del Santo Latrocinio" podría constituir un delito y así lo consideran las 60.000 firmas que se han recogido hasta el momento.
Rodrigo Martín
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