Caja Madrid ha anunciado este lunes beneficios de 840 millones de euros, con una caída del 70%, puesto que se compara con un 2007 en el que se contabilizaron 2.333 millones de euros de plusvalías por la venta de Endesa y otros extraordinarios (OPV Realia). En 2008, la entidad presidida por Miguel Blesa realizó provisiones voluntarias por 350 millones y dotó con 200 millones la totalidad del plan de relevo generacional 2008-2010. El beneficio recurrente alcanzó los 960 millones de euros, un 5,6% más que en 2007.
No parece que los márgenes vayan mal, pero la entidad patina estrepitosamente en la morosidad, que llega al 4,87%, frente al 0,90% del año anterior. Supera con mucho la morosidad del sistema bancario, que es del 3,40%. La caja madrileña, una de las cinco principales entidades españolas no resiste la comparación con sus competidores en materia de mora. La Caixa cerró 2008 con el 2,48%, el BBVA con 2,12% y el Popular con 2,71%. A falta de que el Santander presente sus resultados, el banco presidido por Emilio Botín registró una tasa de morosidad de 1,63% en los nueve primeros meses del año, si bien es cierto que el último trimestre ha sido duro. Pero esto no es todo, porque el presidente de Caja Madrid anunció que en este ejercicio la morosidad de la caja ascenderá al 7,30%, por efecto del crecimiento del desempleo.
Por regla general, a partir del 3%, el cuadro de provisiones entra en crisis. A partir del 5 empieza a afectar seriamente la cuenta de resultados. Cuando se supera el 8% el balance puede entrar en una situación crítica. Además, no siempre es posible el truco de convertir la cartera de crédito en cartera de inversión. Si las inmobiliarias han tenido dificultades, nada asegura que la entrada de los bancos vaya a facilitar la venta de pisos. En los buenos tiempos, el regulador no habría admitido tales canjes. Entre otras cosas, porque la cartera de inversión exige menos dotaciones que los créditos dudosos.
Es cierto que la tasa de morosidad disminuye en el caso de bancos que se hayan adjudicado los activos dañados, por ejemplo, inmuebles. Ahora bien, salvo el Santander, no parece que las otras tres entidades se hayan adjudicado muchos inmuebles. En cualquier caso, la mora constituye hoy en día el principal termómetro bancario.
La verdad es que no es la mejor noticia que podría dar Miguel Blesa en su pugna por mantenerse en el sillón ante las acometidas del Gobierno madrileño. Caja Madrid es una entidad absolutamente paralizada por la negativa de Blesa a presentar su dimisión y como prueba un botón: la sesión del Consejo de Administración que aprobó las cuentas duró cinco minutos. Cierto es que ya en la reunión de Toledo, celebrada la semana anterior, el presidente había explicado a los vocales los resultados del ejercicio, pero fue una explicación que no provocó intervención alguna. Dicho de otra manera, el consejo de la cuarta entidad del país presenta un encefalograma plano.