Bernard Nathason, destacado como el "rey del aborto", al concluir sus estudios de medicina, sedujo a Rut, una adolescente hebrea.

Ésta quedó en estado de buena esperanza. Su progenitor le persuadió para que interrumpiera el embarazo su prometida. Bernard la envió al chiringuito abortista, no poseyó el arrojo de escoltarla. Rut estuvo a punto de fenecer. Se salvó milagrosamente, pero terminaron con su noviazgo. Bernard aseveró que "ese fue el primero de mis 75.000 encuentros con el aborto, me sirvió de excursión iniciadora al satánico mundo del aborto".

Cuando abandona la clínica de la muerte y pasa a ser jefe de obstetricia del Hospital de St. Lukes, fue cuando Nathanson consiguió prestar atención a las entrañas de una criatura en las pantallas electrónicas, entonces fue cuando se preguntó "¿qué era lo que estaba haciendo realmente en la clínica?".

Admitió, a la luz del día, su desliz en el órgano médico The New England Journalof Medicine firmando en un escrito que, en el feto, impera la vida humana. Este arrojo produjo una enérgica respuesta con bravatas de exterminio, pero Bernard había sacado la determinación de que la interrupción voluntaria del estado de gravidez "era un crimen".

Por último, un nuevo reconocimiento con los ultrasonidos le valió como base para un cortometraje que aterrorizó al universo entero y que lo denominó: "El grito silencioso".

Bernard tuvo muchos mortales que oraban por su cristianización, el 9 de diciembre de 1996, en la cripta de San Patricio, se convertía en hijo de Dios.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es