La frivolidad de Zapatero ha quedado una vez más de manifiesto. En plena crisis económica, el presidente sigue obsesionado con hacer gala de su feminismo. Está encantado de conocerse. La anécdota surge cuando está a punto de retirarle la palabra a una periodista para dársela a un veterano periodista. No lo hace y añade. No podría hacerlo y menos después de haber nombrado una vicepresidenta, que por cierto nadie se ha fijado que tengo dos vicepresidentas. Encantado de conocerse. Y es que la ciudadanía se fija en cosas tan tontas como la capacidad de gestión y en la igualdad de sexos.
Pues bien, Salgado es mujer. Pero además, es eficaz en la gestión, según Zapatero. Y rápida. La prueba del nueve ha sido el Fondo de Inversión Municipal. Y esto es lo que quiere Zapatero. No alguien que piense en las políticas económicas. Para eso ya tiene a sus asesores. Lo mismo ocurre con el barro. Cuando vengan mal dadas en términos de paro o déficit, la crisis es de todos. Todos estamos para sudar la camiseta. Lo que quiere es alguien que las ejecute con celeridad, ritmo, energía para que se trasladen casi en tiempo real al tejido productivo. Y en esto Salgado puede funcionar. Solbes no. Los avales para las emisiones de deuda se retrasaron lo infinito. Y las líneas ICO han sido un fiasco monumental según reconoce su propio presidente, Aurelio Martínez. No obstante no ha tenido sino halagos para un Solbes que se va de manera concertada. Que si el fiel, inteligente, dedicado. A enemigo que huye, puente de plata. Pero, de hecho, Salgado tiene mucho menos prestigio económico que Solbes. Pero es mujer y progre y eso lo arregla todo, porque su paso por Sanidad supuso la aprobación de dos leyes-matadero: la de investigación biomédica y la Reforma de la FIV. Además, de aquel ministerio salió peleada con los médicos.
¿Seguirá con Vegara y Ocaña? No sabemos. Las quinielas descontaban su continuidad, pero está por ver si Salgado sigue contando con ellos o no.
Más. Salgado además de mujer eficaz en la gestión tiene según Zapatero- una visión amplia sobre la sociedad de la información y la educación. Un bagaje del que Zapatero no quiere prescindir.