Asegura que no le ve como vicepresidente económico de España. La City financiera desconfía de la demagogia de Rubalcaba: si se trata de que los ricos paguen más impuestos, hay que subir el IRPF, no resucitar Patrimonio. Ni Botín ni Alierta capitanearán la subida voluntaria de impuestos. Nuevo ataque a Telefónica por parte del candidato socialista: les acusa de desespañolizar la compañía.

Rodrigo Rato continúa pensándose su retorno a la política. El exvicepresidente económico del Gobierno Aznar tendrá que elegir entre un jugoso sueldo por encabezar una Bankia en situación dificultosa o una remuneración algo más modesta en la que el bonus viene dado por la erótica del poder. En el PP saben que, como aquel otro don Rodrigo (Díaz de Vivar), la mera mención de que Rato vuelva al campo político produce en sus adversarios un miedo cerval. Merecido o no, su prestigio como artífice del milagro económico le precede y produciría en el electorado una mayor confianza en los populares.

Sin embargo, Alfredo Pérez Rubalcaba, que presume de ser amigo de Rato, asegura que no le ve de nuevo en un Gobierno del PP. No sabemos si no le ve o, más bien, no quiere verle. Por si acaso, el candidato socialista va lanzando alguna puya. En su comparecencia en el Foro de la Nueva Economía, Rubalcaba dirigía su crítica "suave y moderada" por la presencia de Rato en la convención del PP la pasada semana: "Si Rodrigo me hubiera consultado si debía ir a la convención del PP sobre empleo; le hubiera dicho 'piénsatelo antes de ir'".

El Candidato es muy consciente de que la economía centra la actualidad, por lo que se preocupa no solo por la presencia de Rato, sino por que sus propios mensajes tengan un contenido económico. No obstante, sus propuestas se reducen en ocasiones a obviedades pocas veces concretadas, como aquello de que para evitar el déficit hay que gastar menos e ingresar más.

Naturalmente, en la City han calado perfectamente a Rubalcaba. La esfera económica tiene al candidato socialista como un demagogo. Por ejemplo, por su propuesta/orden para que el Gobierno resucite el Impuesto sobre el Patrimonio. Hacienda calcula que con un mínimo exento de 600.000 euros se recaudarían 1.400 millones de euros. Rubalcaba cree que ese mínimo debe situarse en un millón de euros para no perjudicar a las clases medias, pero Hacienda argumenta que el efecto sería escaso. Es sabido que los ricos-ricos cuentan con trucos legales para evitar pagar más, como meter su patrimonio en SICAVs. Por otra parte, ya se ha llamado la atención sobre el hecho de que gravar el patrimonio supone en ocasiones una doble imposición. Por ejemplo, al comprar un piso se pagan impuestos y con la nueva medida se volvería a pagar por el solo hecho de tenerlo. Claro que, los expertos aseguran que donde realmente se puede coger a los ricos es en el IRPF, aumentando la imposición al tramo de los que más rentas perciben. Sería más eficaz, pero algo menos populista.

Rubalcaba insiste en que los más ricos deben ofrecer su contribución voluntaria a la creación de empleo mostrándose dispuestos a pagar más impuestos. Propone la idea de Francia, donde las dieciséis mayores fortunas se ofrecieron a aportar más al fisco. La cuestión es que en España ni Botín ni Alierta encabezarían un movimiento similar. El primero está implicado en una investigación por fraude fiscal, por lo que no tendría demasiada credibilidad y quedaría incluso un poquito feo. Del segundo es poco lógico pensar que se uniera a una idea similar teniendo en cuenta que el Gobierno Zapatero no ha sido precisamente favorable a la compañía.

El propio Rubalcaba se ha mostrado crítico en otras ocasiones con Telefónica y este martes, sin ir más lejos, negaba que la operadora estuviera siendo castigada en los mercados por su condición de empresa española: "Los mercados miran las cuentas de resultados”, señalaba Rubalcaba. Lo cual puede entenderse como una crítica a los resultados de Telefónica que, por otra parte, siguen siendo buenos. Tampoco le gusta al candidato socialista que Telefónica esté más centrada ahora en el exterior que en el interior de España. Considera que la teleco debería responder a los beneficios fiscales que le permitieron internacionalizarse y contribuir ahora a la creación de empleo en España.

A medida que se acercan las elecciones, Rubalcaba se muestra más preocupado por mostrarse ante los medios como una alternativa real pese a las encuestas. Sobre todo, presume de tener ideas y suscribe aquello del programa oculto de Rajoy: "Los ciudadanos tendrán que elegir entre los que ofrecen propuestas y los que piden un cheque en blanco". Lo cierto es que esa obsesión ha degenerado en populismo y algunos ya se han dado cuenta.

Rodrigo Martín

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