Nuevo choque de declaraciones entre el cardenal de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela y la vicepresidenta De la Vega. Para el cardenal, se quiere reducir la democracia al mecanismo empírico. Sin una base moral objetiva ni siquiera la democracia puede asegurar una paz estable, tanto más cuanto que la paz no fundamentada sobre los valores de la dignidad humana y de la solidaridad entre todos los hombres es a menudo una paz ilusoria. Así de rotundo se ha manifestado en la mañana del lunes en Madrid durante la celebración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.
Por su parte, De la Vega el miércoles realizaba unas declaraciones que ponían de nuevo el malestar con la cúpula de la Iglesia: la ley del aborto pretende desarrollar y garantizar derechos. De esta manera se pretende conseguir una mayor calidad de la convivencia democrática.
Y añade Rouco que España lleva inmersa en las últimas décadas en un proceso de deterioro de la conciencia moral en lo que toca al valor sagrado de la vida humana. Desde la legislación despenalizadora de 1983, la situación ha ido empeorando tanto en la práctica como en las leyes.
Como se puede comprobar la asintonía entre Iglesia y Gobierno cada vez es mayor, por mucho que se empeñe De la Vega en justificar lo que es antinatural e irracional.