La que fue la pareja más romántica del año 1997, Kate Winslet y Leonardo di Caprio, gracias a su protagonismo en la superproducción Titanic,  vuelven de nuevo a reunirse en un drama conyugal bien dirigido e interpretado pero en el que se realiza una demoledora crítica de la institución matrimonial

   Frank Wheeler y su esposa April (una actriz frustrada) viven una crisis matrimonial porque su relación se ha sumido en la monotonía. Para salir de la situación de hastío en la que se encuentran, April centra todas sus esperanzas en un cambio de residencia y de país. De tal forma que instalarse en Paris se convierte en el objetivo más importante de su vidaen un sueño revolucionario

    Pocas veces el cine ha retratado con más acierto el vacío existencial del hombre moderno que no sabe lo que quiere ni a donde vaPero lo más duro de este drama, firmado por Mendes (esposo en la vida real de la británica Kate Winslet), es que parece concluir que este vacío es  consecuencia directa del matrimonio al que poco menos que se describe en esta película como una institución que encorseta a sus integrantes y nos les deja vivir con plenitud la existencia (aunque en ningún momento se deja claro cuál es esa existencia idílica que han perdido). De tal forma que en este largometraje se vislumbra el fatalismo desde las primeras imágenes cuando contemplamos la personalidad  de los Wheeler que habitan en una coqueta casa en Revolutionary Road (de ahí el título de la película). Esta pareja  se siente algo especial, tiene la soberbia propia de los que están convencidos de que se merecían un destino magnífico pero que han carecido de oportunidadesEs decir: son una pareja de insatisfechos a los que nada llena

      Kate Winslet consigue traspasar la pantalla con su portentosa interpretación de la exquisita April, muy bien dirigida por su esposo Sam Mendes. Un director que parece tener cierta alergia al matrimonio y a lo que de él se deriva: la familia. Porque les recuerdo que en 1999 lo demostró en American Beauty un filme tan bien narrado como éste e igualmente demoledor

Para: Los que quieran contemplar un drama amargo sobre el matrimonio