Ahora la pelota está en el Consejo de Sacyr, cada vez más dividido.
Iberdrola se ha convertido en un verdadero especialista en conflictos de competencia. Son muchos años peleando con ACS y por ahora no les va mal en los tribunales.
Tras el tormentoso Consejo del viernes, donde Antonio Brufau ganó la batalla pero dejó heridos a los españoles de Sacyr y a los mexicanos de Pemex, Repsol se dispone a modificar los Estatutos con el saludable objetivo de exigir a la competidora Pemex que se marche. Naturalmente ésta no lo aceptará con lo que la cosa puede acabar en la Comisión de la Competencias y, ya puestos, en los tribunales.
No sólo eso, Pemex, que tira con pólvora del Rey, estaría dispuesto a comprarle sus acciones a Sacyr, pero Del Rivero prefiere resistir: tendrá una fuerte minusvalía aunque, eso sí, podría pagar al Grupo Santander y demás compañeros. De esta forma, Pemex se haría con un 29,8% del capital y tendría mayor capacidad negociadora.
Eso sí, esa opción tiene dos contrapartidas. En primer lugar, hasta el ministro Energía, Miguel Sebastián, un 'hooligan' de Sacyr, debería vetar la operación porque, según su teoría, "Repsol será española si el equipo de gestión y el primer accionista son españoles".
En segundo lugar, si se hacen con el 29,8% habría mentido a media España, porque los hombres de Pemex, comenzando por Suárez Copell, el director general de la firma, se han insistido ante quien ha querido oírles, que su intención no es controlar Repsol.
Miriam Prat
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