Sr. Director:

Me da la impresión de que el tema de la presunta reducción de tropas en Ceuta y Melilla lo están utilizando unos y otros, para hacer cada cual su papel. El psoeista centro izquierda gobernante, alega que se trata de una reestructuración o reforma sin disminución de efectivos en el Ejército de estas ciudades sin ánimo de dejarlas desprotegidas. La derecha opositora argumenta que estamos ante una discriminatoria reducción de efectivos -principalmente, mandos medios e inferiores- con traslado a otros destinos con menores sueldos, lo que, aseguran, perjudica a Ceuta y Melilla en lo social, en lo económico y en lo comercial.

Sea como fuere, lo cierto es que el tema está calentito y en candelero o de actualidad en ambas ciudades españolas norteafricanas. La imagen de un grupo de mujeres, esposas de militares ceutíes, ante Delegación de Gobierno, esgrimiendo pancartas y protestando a gritos contra lo que consideran un atropello, ha sido la nota destacada estos días pasados.

La verdad del asunto, mientras una de las partes -exactamente Defensa- no aclare y reconozca públicamente si habrá o no reducción de mandos, tiene dos versiones enfrentadas por posicionamientos o apasionamientos ideológicos y políticos. Quizá ninguna de ellas tenga la verdad total y absoluta. Tal vez la realidad se halle entre las dos posturas, en medio, en el punto centro de equilibrio. Lo que está claro es que ambas partes -Defensa, en manos del PSOE primando intereses de Estado y las Ciudades Autónomas, en manos del PP y defendiendo los intereses del colectivo militar- deben sentarse a dialogar y a aclarar dudas, porque éstas, haberlas, ‘haylas'; hasta llegar a un acuerdo o a negociar si se terciara, una solución intermedia satisfactoria para todos.

Posiblemente, ahora que la titular de Defensa es una mujer, la 'paz' y el consenso en este polémico, nada claro y dudoso tema, puede ser incluso más fácil por aquello de que la mujer es, comparada con el hombre, superiormente sensible, dialogante y conciliadora, generalmente hablando; a pesar de que lo militar sea tradicionalmente tema masculino.

En las dos partes implicadas hay mujeres de protagonistas. Mujeres de militares y la nueva ministra de Defensa. Un detalle que debería favorecer y facilitar el acercamiento mutuo. Al fin y al cabo, por lo bien y valientemente que han defendido las esposas a sus maridos militares y por tener enfrente a partir de hoy a una mujer de ministra, están condenadas ambas partes a entenderse. Pues que se sienten a dialogar. Al fin y al cabo, entre mujeres anda el juego. Lo militar ya no es exclusivo de los hombres. Los tiempos han cambiado. Y el Gobierno también. ¿Reducción de mandos o reestructuración? Cosa de mujeres...

Josep Esteve Rico Sogorb

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