Tras la presentación, Rato se preocupó de que las cámaras de televisión salieran y que no quedara ningún medio de comunicación. En las puertas, férreo control para evitar que se colara ningún periodista. Sólo uno logró saltar el cerco de opacidad. Pero en el turno de preguntas intervino para preguntar. Tras desvelarse su identidad, la organización le pidió educadamente que no volviera a entrar en las sesiones.
¿Por qué tanta opacidad en un seminario donde una de sus principales conclusiones es que la falta de transparencia ha sido la causante de la crisis? ¿Por qué se llama a los periodistas para que tomen unas imágenes vacías y poco trascendentes y se les niega la entrada a una mesa de debate y análisis? Dice el rector de la universidad de Alcalá, Virgilio Zapatero, organizador del 'sarao', que querían poder hablar sin la presión de los micrófonos. ¿Resulta tan tensa la sociedad de la información? ¿Es tan incómoda la transparencia? ¿Era necesario tanto rigor para impedir el acceso a las jornadas de ningún medio cuando ninguno habría asistido habida cuenta del tedio de las sesiones? La opacidad nunca construye nada positivo. La crisis financiera analizada es una buena muestra.