Desgraciadamente y diariamente, nos desayunamos con noticias de atentados repartidos por todo el orbe y, anímicamente nos solidarizamos con las víctimas y deseamos que esas tragedias no alcancen directamente a nuestras personas queridas.
Hay otros atentados que no son tangibles y no por ello nos pueden pasar desapercibidos y me refiero específicamente al que lleva a cabo la pedagogía socialista y cuyas víctimas son los menores a los que se les hurta el clima de respeto, ternura y esperanza que necesitan para su desarrollo.
Los poderes públicos, apoyándose en su gran aparataje mediático, desacreditan a padres y a profesores porque son los únicos que pueden aportar un poco de sensatez y sentido común a los niños y jóvenes, y con ello, violan el espacio de protección que la Constitución otorga a los padres y a las familias. Para el socialismo español, toda mediación que no proceda del Estado interfiere la decisión espontánea de los individuos. ¿Se puede definir mejor el totalitarismo?
Tenemos mucho trabajo los padres si queremos que a nuestros niños no los empujen hacia un mundo de adultos antes de tiempo. Una institución como la familia que salvaguarda la vida y el crecimiento armónico del hijo, debe contar con un apoyo incondicional desde las instituciones porque el respeto a los sentimientos y creencias de los ciudadanos está por encima de la disciplina de un partido que, coyunturalmente ocupa un tiempo y un espacio limitados.
Las familias y los padres de familia no han dependido a lo largo de los siglos, ni dependerán de un puñado de votos ni de la ostentación de un poder accidental en un momento determinado. Lo que mueve a las familias y a los padres de familia es el amor y, ante eso señores, no hay ni habrá partido político que pueda hacer que los padres dejemos de soñar para nuestros hijos un mundo grande y en colores.
Viky Blasco López