Lo ha dicho Kofi Annan, secretario general de Nacionales Unidas, un hombre al que lo que más le preocupa en esta vida es que George Bush gane las elecciones norteamericanas de diciembre. La táctica de la ONU es siempre la misma. Primero se elaboran alarmantes datos sobre el futuro de la humanidad. Los países más pobres del mundo van a triplicar su población en no sé qué lapso de tiempo, pero seguramente brevísimo. A continuación, la propia ONU aporta la única solución posible: necesitamos más anticonceptivos, más abortivos, más esterilizaciones. O sea, la vieja teoría de que lo más adecuado para eliminar el problema del hambre es eliminar al mayor número posible de hambrientos.   

Y aquí es donde servidor discrepa. No nos engañemos: un bebé consume poquísimo, y un nonato aún menos. Si el problema es de falta de alimentos, Naciones Unidas ha de poner todo su empeño en eliminar a los adultos, que consumen mucho más, y especialmente a los ancianos, que consumen y no producen. Kofi Annan debería inmolarse para dar un ejemplo señero de su política.

El Fórum de las Culturas 2004, que está a punto de cerrar sus puertas, presenta un enorme globo terráqueo, un planeta azul que gira sobre sí mismo, mostrando a los visitantes el consumo energético en cada zona del mundo. Resultaba que sólo España y Francia consumían tanta energía (estaba tan iluminada) como todo el continente africano. Así, que, ¿por qué cebarse con los no nacidos del Tercer Mundo? No, a los que hay que suprimir es a los adultos del Primer Mund está clarísimo.  

Es más, tanto si hablamos de alimentos como de energía, el occidental adulto, siempre agobiado por problemas de obesidad, es un consumidor compulsivo de recursos. Como decía aquel viejo obrer Que se mueran los ricos y las mujeres de los pobres. O como aquella carta publicada hace una década en el diario ABC, en la que se pedía que las mujeres dejaran de trabajar fuera de casa para reducir el desempleo. Se hace necesario que la ONU cambie de táctica. Kofi Annan deberá dar ejempl no está muy gordo, pero es muy mayor, y lo único que hace es viajar en avión y pronunciar discursos. Cualquier niño paquistaní es aspirante a labrar la tierra y cosechar patatas, algo mucho más útil que la tarea de don Kofi.

Al tiempo, y como quien no quiere la cosa, Annan recordaba al mundo, por si alguien, con excepción de los no nacidos, no se hubiera enterado, de que la invasión de Iraq por Estados Unidos fue ilegal y contraria a la Carta de Naciones Unidas. Se le olvidó mencionar, eso sí, que Naciones Unidas abandonó Iraq a su suerte. Pero eso es lo de menos, lo de más es cuándo lo dice: justo en plena campaña electoral norteamericana, con un John Kerry convencido de las bondades de eliminar a los niños pobres (a los ricos no, por supuesto) antes de que nazcan, y a un Bush que, a pesar de su formidable metedura de pata en Iraq, es partidario de defender la vida del no nacido. Porque ahí, en la lucha por la vida, es donde está la batalla del siglo XXI.

En cualquier caso, señores: Menos abortos y más fusilamientos, menos píldoras y más balas. El desarrollo lo exige.

 
Eulogio López