¿Habrá más comparecencias en septiembre de la Comisión del 11-M? "No lo creo, el PSOE tiene por delante la Ley de Violencia de Género y el debate de presupuestos, no creo que quieran dispersar esfuerzos", respondía el comisionado popular, Vicente Martínez Pujalte.

 

Esta es parte de la explicación. Pero, probablemente, no la única. Los dos partidos mayoritarios saben que la ciudadanía se ha quedado igual después de las maratonianas sesiones de la Comisión. La Asociación de Víctimas del 11-M, critica que la Comisión no haya esclarecido nada. Y el PSOE no quiere enfangarse con un asunto donde tiene todo que perder y donde la ciudadanía muestra una apatía total.

 

Planea un pacto con el PP para redactar unas conclusiones adulteradas, que no digan nada y sean suscribibles por todos. Algo así como "lamentamos los execrables acontecimientos del 11-M y animamos a toda la sociedad a trabajar codo con codo para evitar que una masacre de este estilo pueda volver a suceder". O sea, nada de imprevisión del Gobierno anterior y nada tampoco de las malas prácticas antidemocráticas demostradas por el PSOE en la jornada de irreflexión. El PP a cambio dejaría de hablar de "apagón informativo" desde los sucesos de Leganés, dejaría de pedir explicaciones por la segunda furgoneta aparecida recientemente en Alcalá y dejaría de exigir la identidad del "Sr. X".

 

El interés del PSOE en pasar página resulta comprensible. Al partido en el Gobierno no le interesa remover el pasado porque sabe que aunque ha ganado las elecciones del 14-M, las ha ganado en unas condiciones atípicas. Pero, ¿qué interés tiene el PP en cerrar en falso la Comisión? Mariano Rajoy quiere mirar al futuro, buscar consensos con el PSOE, ofrecer una imagen dialogante y dejar de justificar su derrota en el 11-M porque entiende que tal argumento debilita su posición política.

 

Esta es la razón por la que ni el PP ni el PSOE desean la comparecencia de José María Aznar. Ambos temen que su verbo provoque un desequilibrio. Olvidan ambos que Aznar hablará con o sin Comisión, como ha demostrado en sendas ocasiones. Y que, probablemente, no permitirá que el consenso mayoritario arruine su proyecto de España y sus duras negociaciones comunitarias. Este otoño, la sombra de Aznar será más alargada que nunca...

 

Por lo demás, Izquierda Unida no perderá la oportunidad para desmarcarse del PSOE e insistir en la imprevisión popular de los atentados. ERC insistirá en que el PSOE ha trabajado con el freno de mano puesto y el PNV lanzará las patas por alto. Es duda CiU, que se debate estos meses entre romper el consenso y marcar distancias con el Tripartito, entrando en el terreno propio de ERC, o proseguir en el camino del "seny" más propio de la coalición catalanista.

 

Menudencias, comparado con el acuerdo mayoritario de PP y PSOE. Ambos se necesitan para el Pacto por la Sanidad. También para empujar conjuntamente el referéndum sobre la Constitución europea. Y por último, los dos también desean hacerse la foto del Pacto Antiterrorista. Al PSOE le interesa ofrecer imagen de "diálogo" y a Rajoy le conviene continuar con su perfil bajo. Al menos, eso cree él.