Tras el secuestro de Beslán, el ejército ruso advierte que atacará a los terroristas "en cualquier rincón del mundo". Si la declaración se convierte en la política de Moscú, si tiene continuidad en los hechos, el panorama internacional habrá dado un vuelco peligroso

 

Vladimir Putin se apunta a la guerra de George Bush contra el terrorismo. Sin duda, ha sido la noticia del miércoles 8 de septiembre. Tras enfrentarse a la timorata Unión Europea, empeñada en acusar a Moscú e indirectamente a los terroristas islámicos, Putin ha decidido pasarse al bando de George Bush y entrar en guerra contra el terrorismo. Así, en las bolsas europeas no se hablaba de otra cosa durante la sesión del miércoles que de las declaraciones de Yuri Baluyevski, máximo responsable de las Fuerzas Armadas rusas, quien aseguró, según la agencia Interfax, que "vamos a tomar todas las medidas para liquidar las bases terroristas en cualquier región del mundo. Pero ello no significa que vayamos a lanzar ataques nucleares".

 

Naturalmente, lo que ha levantado expectación es la frase "en cualquier región del mundo". Significa, simplemente, que Rusia abandona la tesis franco-alemana, también chinas, y se apunta a la guerra de Bush, despreciando lo que hasta ahora se ha entendido como derecho internacional: fuera de las fronteras propias, sólo se interviene bajo paraguas ONU, y no contra grupos terroristas sino en misiones de interposición.

 

A nadie se le oculta que Moscú está hablando del terrorismo islámico, el mismo que provocó el 11-S y provocó la guerra de Bush. Si Rusia actúa también de forma unilateral la soledad europea puede resultar definitiva. Además, las palabras del máximo comandante del antiguo Ejército Rojo coincide con una nueva prueba de fuego a un país europeo, esta vez a Italia, donde uno de sus ciudadanos fue secuestrado y asesinado, y ahora un grupo islámico iraquí retiene a dos cooperantes del país trasalpino. Y también, cuando Francia sigue pendiente del destino de los dos periodistas secuestrados, también, por grupos armados iraquíes.

 

Tras las declaraciones provenientes de Moscú, el mercado del petróleo dio un pequeño giro, precisamente cuando el precio del crudo comenzaba a remitir tras conseguir que el oleoducto Iraq-Turquía volviera a entrar en servicio tras los ataques de insurrectos iraquíes. El presidente de la Organización de  Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Purnomo Yusgiantoro, advertía, minutos antes de las declaraciones de Baluyevski, que la inestabilidad política añadía entre 10 y 15 dólares al precio del crudo. Pues bien…

 

Al final, los mercados financieros se resentían, aunque para algunos analistas las declaraciones de Moscú influían, pero también la esperada intervención del Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal Norteamericana en el Congreso norteamericano.

 

El mundo está pendiente ahora de que Putin ratifique lo afirmado por su general en jefe. Si lo hace, entonces habrá que empezar a tejer de nuevo las diversas alianzas. La verdad es que las imágenes de los niños hacinados en el gimnasio de la escuela de Osetia del Norte, con las manos en la nuca, empiezan a sustituir en el inconsciente colectivo mundial a la caída de las Torres Gemelas neoyorquinas.