La reacción de la Iglesia Católica a la campaña de publicidad atea de los autobuses ha tenido su respuesta.

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela opina que emplear los espacios públicos "para hablar mal de los creyentes es un abuso que condiciona injustamente el ejercicio de la libertad religiosa".

"La fe no es fuente de preocupación insana, sino de consuelo y de libertad", ha sostenido el cardenal arzobispo de Madrid en su acostumbrada homilía semanal, en la que ha requerido a las autoridades competentes para que "tutelen como es debido el derecho de los ciudadanos a no ser menospreciados y atacados en sus convicciones de fe".

Rouco Varela ha mantenido que la libertad de expresión "ha de ser tutelada" y que "los medios públicos no deberían ser utilizados para socavar derechos fundamentales", como el de "los creyentes a no ser heridos y ofendidos en sus convicciones".

El cardenal arzobispo de Madrid ha aplaudido el coraje de los responsables municipales de Roma, Milán y Zaragoza, que "han sabido compaginar la tutela de los derechos de libertad religiosa y de libertad de expresión y no han cedido espacios urbanos" para cruzar la cara a los sentimientos de los creyentes.

"¡Un buen ejemplo para Madrid y otras ciudades de España que se enfrentan a situaciones semejantes!", ha recalcado el presidente de la Conferencia Episcopal Española. (Fuente: Marketing Directo).

Los creativos que han diseñado esta campaña de publicidad atea han perdido el norte. Para ellos el fin justifica los medios y esto nunca será así. La blasfemia es el arma de los cobardes.

No se han mofado de una fe. Se han reído de la muerte de una persona, que para más de mil millones de creyentes, al mismo tiempo, es Dios.

Clemente Ferrer Roselló

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