• A los socialistas ya sólo les queda su Cristofobia
  • El derecho de cancelación o la llegada del Gran Hermano.
  • Animales, animalistas y animalazos.

Ya lo dijo Carme Chacón: "No hay que empezar de cero hay que empezar de nuevo". Y así ha sido: Rubal, el progresista ha vencido a la progresista Carme: el cambio es radical, el giro, copernicano. Lo progre ha sustituido a lo progre.

No me invento nada. El presidente del Congreso, Juan Antonio Griñán felicitó a los dos candidatos tras su discurso con la misma catalogación: ambos habían mantenido, como todo el Congreso, un carácter 'laico'. Esto es fundamental dado que eso nos permite sospechar que había candidatos curas, de los que ocultan la sotana bajo los cuidados atuendos de los congresistas. Es el congreso de los no-curas. Al PSOE ya sólo le queda una ideología: la Cristofobia, el odio a la fé cristiana.

La historia del Congreso del PSOE en Sevilla es la historia de la clase política española, en especial, la del Zapaterismo, que se puede resumir en dos palabras: falsa humildad. La humildad es la virtud más egregia. Por tanto, su perversión supone la corrupción de lo mejor, que es lo peor. Y la contra-virtud de la falsa humildad es algo muy querido por el progresismo.

El trigésimo octavo Congreso del PSOE en Sevilla ha sido un alarde de falsa humildad. El PSOE, tras la reunión, sigue siendo lo que ha sido el zapaterismo: no es un partido de izquierdas, sino un partido progresista. Ya saben: ¡Abajo los curas y arriba las faldas! Dicen que trabajan para España pero lo único que les preocupa es mantener sus cargos y lo único que les duele son los cargos perdidos. Chacón y Rubalcaba piensan lo mismo que Zapatero: están orgullosos de haberse cargado todos los principios cristianos no negociables: vida, familia, libertad de enseñanza, bien común y libertad religiosa, porque su obsesión es el cristianismo. ¿Qué es el PSOE hoy? Anticristianismo. El PSOE del siglo XXI no es otra cosa que un equipo de comecuras. Los discursos de Rubalcaba y de  Carme Chacón en Sevilla así lo demuestran. En efecto: han ofrecido discursos muy laicos. Rubalcaba no dudó en criticar al Vaticano, que, como se sabe, constituye pieza clave en un congreso para elegir al secretario general del PSOE. Carme pidió una España laica porque llevamos "30 años" aguantando demasiado.

Y el progresismo es un virus que lo inocula todo, también la economía: no se crea que el progresismo tiende a la socialdemocracia. Nada más falso: el progresismo ha matrimoniado con el capitalismo financiero y forman una feliz pareja.

Pero eso no es noticia, supongo. La noticia es que la aludida cristofobia se expresa mediante la falsa humildad. El soberbio siempre es el primero en echarse cieno porque lo que nos soporta es la crítica de la demás. Como decía San José María: no eres humilde cuando te humillas sino cuando te humillan… y lo llevas por Cristo".

Pero, además, Zapatero, practicó, al igual que los dos candidatos, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón, la falsa humildad: hace una autocrítica tan falsa como la de sus antecesores comunistas. Vean lo que dice la nota del PSOE sobre su discurso de fin de etapa en Sevilla: "el Secretario General ha lamentado que cuando el gobierno socialista trató de explicar esta situación 'se nos replicaba que la crisis era estrictamente española' y cuando tomó las medidas que tuvo que adoptar por estas circunstancias, 'se nos decía que improvisábamos'".

No, ZP, no. Claro que la crisis era española, no estrictamente pero sí particularmente española. El culpable de la crisis es la especulación capitalista anglosajona y el endeudamiento excesivo español. El problema es que mientras la misma crisis disparaba el paro en Estados Unidos por encima del 9%, en España lo disparaba por encima del 22%. Y eso, sí es responsabilidad suya. Usted, señor Zapatero, no está escribiendo una historia de arrepentimiento, que es lo que caracteriza al humilde y lo único que permite mejorar en la vida. Usted no es humilde, señor Zapatero, sólo humildico.

La falsa humildad es también propiedad de Rubalcaba y Chacón. El PSOE es un partido de humildicos, el PSOE ha demostrado en Sevilla que no es más que una farsa. Eso sí, una farsa progresista y un deseo sincero: el de volver a colgar curas y a quemar iglesias. Pero tranquilos, se trata de un deseo tan vehemente como compatible con la tolerancia que pregonan.

El derecho de cancelación o la llegada del Gran Hermano

Esa es la moderna historia del Gran Hermano, no confundir con el "gran marrano" de Tele 5, el que nunca pudo imaginar George Orwell, un tipo muy imaginativo. Ojo al dato:

Un lector de Hispanidad nos exige, en cumplimiento de la Ley de Protección de Datos que cancelemos sus datos personales (se supone que su nombre) en una carta al director escrita por él en, atención, 2004. Una carta de un lector como la decena que se publican cada día desde que existe Hispanidad, que va a cumplir 16 años de vida.

No era una carta delictiva, ni mucho menos, sino una crítica política, tras la subida al poder de Rodríguez Zapatero.

Nos amenaza con acudir a la tutela de la Agencia de Protección de Datos si no lo retiramos, y así se lo comunicamos expresamente, todos sus datos personales.

Lo más gracioso es que, consultado el pertinente abogado y me dice que sí, que nuestro lector tiene razón y que tengo que retirar todos sus datos personales. Que es tanto como decir: esta ley está hecha por majaderos de nivel alto.

¿Qué significa todo a esta patochada? Pues reescribir la historia. ¿Qué no me gusta, o no me conviene, lo que dije, escribí o hice hace siete años? Pues lo retiro y en paz. La ley me protege y además, si alguien me lo deniega le puedo echar encima a la Agencia de Protección de Datos.  No quiero ni pensar lo que podría ocurrir con las hemerotecas que archivan los periódicos, plagaditos de datos personales, y con las bases de datos donde figuran todo tipo de datos sobre personas. Tendrán que rehacerse. Es la historia fragmentada.

No exagero. El mismo abogado me asegura que la Administración de Justicia, uno de cuyos principios fundamentales es la trasparencia –o debe ser- ha sido víctima de la nueva locura. Por eso, las sentencias se han vuelto ilegibles, llenas de tantas XXX, que sustituyen, por ejemplo, a los nombres de los protagonistas de las mismas. Increíble pero cierto.

Oiga, y si don Mariano Rajoy se comportara como nuestro discreto lector y exigiera que se retiraran de los diarios, emisoras de radio, estaciones de TV y páginas de Internet todos sus datos personales. Adiós a la libertad de prensa.

¿Que por qué no hemos llegado al 'delirium tremens' que describo? Pues porque es el sentido común, no las leyes, quien mueve el mundo, y cuando el sentido común falla siempre puede uno aferrarse a la pereza humana para armar bronca.

La corrupción de lo mejor es lo peor y no hay nada peor que un derecho pervertido, porque se convierte en tiranía. Claro que existe el derecho a la privacidad, pero esto se ha convertido en un terreno de impunidad –ocultar las huellas de mis actos-, y en una libertad consistente en no responsabilizarme de mis actos, porque puede modificar su notificación.

A la postre, lo que hace la famosa ley de protección de datos no es otra cosa que proteger la cobardía. Hoy mantengo esta postura, y si cambio de parecer no tengo por qué razonarlo: basta con borrar las huellas. Es lo que suelen hacer los criminales.

Decíamos ayer, que el problema de Anonymous, era la cobardía. La protección de datos personales ha degenerado en cobardía, la de tirar la piedra y esconder la mano a conveniencia, la de, en suma, no responsabilizarse de los propios actos. A la postre, es una forma de reescribir la historia, que era la tesis principal de la obra de George Orwell.

Animales, animalistas y animalazos

Me informan de que Penélope Cruz se ha desnudado  para apoyar a la benéfica institución animalista PETA, con el nobilísimo objetivo de protestar contra los abrigos de pieles. Contemplando su filmografía uno diría que no ha tardado mucho en desvestirse para el posado pero lo que importa en estas cosas de la filantropía es aportar algo, sea mucho o poco.

La historia de mi buzón de correo electrónico es muy variada. Por ejemplo, últimamente recibo muchos 'emilios' de sociedades preocupadísimas por los toros, los perros, los gatos, además de por el buitre leonado, que lo está pasando especialmente mal con la crisis. Por tanto, soy un hombre de mente abierta con esta corriente doctrinal, Chesterton aseguraba que "tener la mente abierta es como tener la boca abierta: un síntoma de estupidez. La mente, como las mandíbulas, sólo se abre para cerrarla de inmediato sobre algo consistente".

Pero dejemos eso y contemos esta historia de la tele que es historia de crisis, de preocupante crisis mental. Lo escuché en Cuatro, a un hombre de mente abierta. Mismamente en Cuatro, el canal que une la progresía de origen, El País, con la vulgaridad propia de la televisión, una mezcla fructífera.

El locutor –además de editor, o sea, jefazo- advierte a la audiencia que lo que van a ver no les gusta. Pero esta es la esclavitud de este oficio: contar lo que no te gusta. Resulta que, en un pueblo valenciano, Puig, el personal disfruta lanzándose ratas muertas en caballeresca batalla campal. Estoy con usted: es una guarrada tremenda.

Ahora bien, la crítica de Cuatro era mucho más profunda: un ejemplo infame de la degradación con la que el hombre, especie depredadora, somete a las pobres ratas, que también tienen sus sentimientos, a una esclavitud intolerable. Una de las entrevistadas por Cuatro alegó que las pobres ratas no habían hecho daño a nadie.

Hasta ahí la cosa iba bien: qué caramba, hay que proteger a la rata. Pero lo mejor vino a continuación: nuestra estrella televisiva nos comunica que la crueldad humana ya ha hecho sufrir bastante y que nos va a enseñar algo más "simpático" que el lanzamiento de roedores: el estreno de Cuatro, que va a arrasar.

Consistía el invento en exhibir a un grupo de mozalbetes, de elevado cociente intelectual y aún más elevada sensibilidad, quienes, acompañados por sus mamás, deberían elegir entre unos cinco zorrones cuya capacidad para mostrar sus partes dejaba a la pobre Penélope en mojigata. Chica, en verdad, animalistas y un pelín 'animalas' del mismo porte animalizado que sus pretendientes. 

La escena se desarrollaba en una habitación donde las 'animalas' mostraban sus habilidades, o así, a los animalizados, a los que acompañaban en la selección sus mamitas, en calidad de celestinas.

En una de las exhibiciones, la mamita estaba muy atenta a los encantos de las aspirantes a esposa, cuyos ofrecimientos al animal macho hubiesen hecho enrojecer a Casanova. Al tanto de los tiempos –estamos en el siglo XXI, por si no se habían enterado- mamita advertía a su baboso retoño que el zorrón moreno que le ofrecía su talante, usable por detrás y por delante, no le convenía como media naranja: "No es porque sea negra, hijo –se justificaba la celosa progenitora- es porque es otra cultura".

En lo cual se equivocaba: su hijo, el baboso, disfrutaba de idéntica cultura que el zorrón negro. Es más, certifico que estaban hecho el uno para el otro, según el mandamiento de mi fallecido padre: cuando observaba a una pareja casadera, similar a los descritos de sujetos similares a los descritos, camino de la vicaría: "con esa unión, se estropea un matrimonio, no dos".

Yo me quedo con el lanzamiento de ratas: es más guarro pero menos viscoso.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com