Desconcertante drama de nacionalidad coreana que narra la historia de un hombre, el discípulo de un monje budista, a través de las estaciones del año. Es decir, infancia, juventud, madurez y vejez, cada una de ellas representada por un animal (perro, gallo, gato y serpiente).
Si tuviéramos que resumir el contenido de este film con una sola frase, lo definiríamos como un compendio de lo que encierra el budismo. La película es totalmente panteísta; el hombre tiene el mismo peso en la naturaleza que cualquier otro ser animado (atención a la escena en la que el maestro castiga al alumno a cargar con una piedra, tal y como el niño ha hecho, cruelmente, con un pez, una rana y una serpiente) y la vida no tiene ningún valor (el hombre puede decidir inmolarse cuando cree que ha llegado su hora).
Asombra el éxito en festivales internacionales de una película formalmente muy atractiva (todo el metraje se desarrolla en un bucólico lago), pero con un fondo tan desolador. Da la impresión que el hombre occidental, a la búsqueda del sentido de la vida, se queda con cualquier espiritualidad, bien presentada, sin profundizar más allá.
Y es que la tendencia hacia los orientalismos del Occidente actual empieza a rozar lo cómico. El panteísmo oriental no sólo parte de una metafísica que supone la anulación de la persona, sino de una moral cuando menos divertida. Así, el maestro alude al amor de su pupilo por una mujer como un acto de posesión, razón por la que lo mejor es evitar el amor (quietismo oriental). El diálogo entre ambos recuerda el examen de Anakin Skywalker (La guerra de las Galaxias es otra muestra de panteísmo) ante el maestro Yoda. El maestro le somete a un interrogatorio que haría las delicias de cualquier majadero. Algo así como:
-¿Añoras a tu madre?
-Sí, señor. Le echo mucho de menos.
-¡Aja! Y eso te produce angustia. La angustia lleva al temor, el temor lleva al odio, el odio te introduce en el reverso tenebroso…
Como al maestro budista de Primavera, a Yoda sólo le queda por responder:
-Conclusión, lo que debes hacer es odiar a tu madre o que tu madre te importe un pimiento.