La actriz Blanca Portillo, ejemplo de virtudes cristianas, se dispone a hacer una miniserie sobre la religiosa Sor Eulalia, es decir, sobre la religiosa acusada de haber otorgado niños de madres solteras a otra parejas, caso judicial aún en curso.

Y aquí viene lo bueno, porque resulta que una mujer tan sensible como Portillo aprovecha la promoción que le hace El País para asegurar lo siguiente: "Es muy duro hacer un personaje con tanta crueldad". Precisamente en El País, inventor en la Transición de "presunto culpable", invento que llevó al límite cuando se le escapó aquel famoso "presunto fallecido".

Porque "Sor Eulalia" aún no ha sido condenada y hasta podría ser absuelta del presunto crimen del robo de bebés. Pero, miren por dónde, resulta que Portillo ya la ha calificado como arquetipo de la crueldad. Y tengan por cierto que la verdadera Eulalia, como es monja, no se querellará ni contra Blanca Portillo a contra El País, por burlarse de la presunción de inocencia.

La película se rueda en un instituto de Bachillerato público madrileño, que naturalmente el Ministerio de Educación ha puesto a disposición de los filmantes. Seguramente se lo habrá dejado a buen precio.

Y la acusación la lanza Blanca Portillo, que -repasen su historial- se guardaría muy mucho de criticar a cualquiera de sus personajes reales que hiciera de prostituta, abortera, mafiosa, homicida, narcotraficante, etc. El prejuicio -nunca mejor dicho de una presunta inocente- se reserva para la monja. Con ella, doña Blanca no tiene piedad y el periódico de PRISA se olvida de la presunción de inocencia.

Seguramente se trata de una casualidad.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

 

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