Uno de los escasos consensos entre las dos formaciones políticas puede convertirse en la gran reforma financiera de la década. Eso sí, se hará de forma paulatina: rompiendo su ligazón con las comunidades autónomas, con fusiones interregionales y vía cuotas participativas con derecho a voto. Todo ello, con el chantaje del plan de salvamento: la crisis da para mucho. También se estudia el modelo italiano de fundaciones

Decíamos ayer que el Gobierno prepara una reforma de la ley de cajas de ahorros, coincidente con el fondo de recapitalización. Y así es. El Gobierno trabaja en la revisión de la Ley Orgánica de Cajas de Ahorros (LORCA). Y lo trabaja con la oposición. Supuestamente, Salgado habría renunciado a una reforma de verdad, pero Moncloa confirma que se está hablando con el PP de varias cuestiones. La primera, la más pastelera: quién nombra al presidente de la caja. El acuerdo es que lo nombre el presidente de la comunidad, no la asamblea. O sea en el caso de Madrid, Esperanza Aguirre. Por cierto que las quinielas para la presidencia de Caja Madrid se amplían. Se escucha desde Octavio Granado (si se impusiera el PSOE, algo difícil) hasta Rodrigo Rato, pasando por Luis de Guindos (éstos dos últimos ya citados anteriormente).

Pero hay otros temas que también se están negociando, de bastante más calado. El primero, permitir las fusiones interregionales. Eso significa que no serán los consejeros de Hacienda de las CCAA quienes den el visto bueno, sino que dependerá del Banco de España o del Ministerio de Economía. Más bien lo primero que lo segundo. Y todo ello con el chantaje del fondo de recapitalización o salvamento. En definitiva, si quieres ser salvado del desastre con dinero cede el poder.

Segunda gran reforma que el socio responsable de sector financiero de PWC da por seguro: las emisiones de cuotas participativas con derechos políticos. Es decir, la posibilidad de que las cajas puedan emitir capital con derecho de voto, el primer paso para la privatización si dichas cuotas son adquiridas por bancos. Una decisión que eliminaría el poder político sobre las cajas pero que permitiría aminorar el coste de la reestructuración del sistema financiero.

Y ojo, porque tampoco se desprecia el modelo italiano: las cajas se convierten en sociedades anónimas pero una fundación debería retener el 51% del capital. Es un modelo que suele durar meses antes de la conversión pura y dura en sociedades anónimas, en bancos.... como ocurrió en Italia.

En definitiva, PP y PSOE están de acuerdo en pocas cosas pero una de las excepciones puede constituir la gran reforma financiera del año: la conversión de las cajas en bancos. Por de pronto, recuerden que las cajas de ahorros, gracias a no ser sociedades anónimas, gracias a no ser bancos, a su carácter mutual, dedicaron más de 2.000 millones de euros en 2008 a obra benéfico-social.