Sr. Director:
Es de admirar en Benedicto XVI, como antes en Juan Pablo II, su sintonía con la juventud.
No obstante, contrasta esto con lo que reflejan las encuestas sobre el bajo porcentaje de jóvenes que van a misa o que se consideran católicos practicantes. Quizá lo explique el que se sienten vacíos interiormente y buscan un sentido para sus vidas; y aunque necesitan referentes que les ayuden a encontrarlo, no lo descubren en la vida frívola de los cantantes y famosos de moda, ni tampoco en unos políticos que les halagan y les ofrecen lo que quieren con el fin de manipularles.
En cambio, en este Papa y en el anterior, han descubierto a personas coherentes, fieles a unos valores en los que creen sinceramente, que han sabido comprenderles sin dejar de exigirles pero que les quiere de verdad, y que les presentan un ideal de vida -Jesucristo-que puede llenarles aunque requiera esfuerzo seguirle.
Otra cosa distinta es que luego todos ellos sean capaces de ese seguimiento. Pero de eso no tiene la culpa el Papa, sino muchos de nosotros que no hemos sabido educarles en la pedagogía del esfuerzo y en la capacidad de sacrificio.
Marga Isern García
margaisern03@hotmail.com