En efecto, el mercado hipotecario es la clave de todo el sector bancario, y con un poco de suerte, de toda la economía española. Aquí se dan dos opiniones: por un lado, el Banco de España insiste en que existe riesgo de que se pinche la burbuja inmobiliaria y de que, además, eso precipite una elevada morosidad bancaria. Sin embargo, los bancos se aferran a los créditos hipotecarios porque un universo de tipos bajos, representan el mejor, por no decir el único, negocio rentable de la banca.

 

En definitiva, la autoridad supervisora les pide que reduzcan su negocio hipotecario, mientras los bancos siguen concediendo préstamos a mansalva. Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto, considera que la variable fundamental que permite mirar al futro con optimismo, son los 300.000 empleos que se crearon en España durante 2003. Es más, espera que s e mantenga ese ritmo para el presente ejercicio. En su defensa de la bonanza, Botín considera, además, que en pocos años se ha pasado de 1,1 a 1,3 salarios por hogar. Por si fuera poco, calculan en 200.000 las viviendas vendidas a no residentes, (España se ha convertido en el lugar donde todos los pensionistas de Europa quieren pasar sus últimos años de vida) por no hablar de la inmigración. La presidenta de Banesto, en suma, plantea los tres criterios básicos para augurar el futuro del sector: el número de viviendas adquiribles, el precio de la vivienda y la capacidad de compra de los ciudadanos.

 

Recuerda Botín que durante 2003, se construyeron 700.000 viviendas en España y que durante este ejercicio el número podría ascender a 500.000.

 

Ahora bien, la presidenta de Banesto olvida tres cuestiones que el Banco de España se encarga de recordar una y otra vez: que las familias españolas se endeudan cada vez más al límite de sus posibilidades, que los precios de la vivienda continúan subiendo (ahora un ritmo del 13% anual), y que los tipos de interés van a subir. Mejor dicho, esto lo sabe muy bien doña Ana Patricia, lo que ocurre es que no pondera convenientemente que cuando se trata de endeudarse para comprar una vivienda el español apura sus posibilidades al límite. En definitiva, una  subida de tipos de interés provocaría un aumento en cascada de la morosidad bancaria.