Sr. Director:

Desde luego hace falta ser ignorante, que la señora María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno dijera ayer, en un desayuno informativo: "No cabe objeción de conciencia ante la asignatura de Educación para la Ciudadanía ni ninguna posibilidad de que no se aplique" y deja claro en sus declaraciones que "a pesar del rechazo generalizado en varios sectores de la sociedad, la Ley Orgánica de Educación, se hará cumplir". Y no tiene reparos en acusar a quienes defendemos esa opción de que "queremos confundir a la gente, faltando a la verdad".

La asignatura dice la número dos del Gobierno "no busca adoctrinar", "sino impartir valores" y que "asignaturas similares se imparten en otros países europeos", así que ha pedido que se retire el "discurso del miedo" y que: "La objeción a una ley aprobada por el Parlamento de la Nación no existe "ni constitucional, ni democráticamente" añadiendo: ¡Pero que ignorancia!

Quiénes somos los ignorantes señora de la Vega, los más del noventa y cinco por ciento de padres que rechazan la asignatura o el Gobierno que olvida o quiere olvidar la Constitución de 1978 en sus artículos 16.1 y 27.3, que recogen los derechos a la libertad religiosa y a la educación conforme a las convicciones de los padres. Y la objeción de conciencia es un derecho sagrado e intocable, pues posibilita al individuo, al sujeto, a la persona, a resistirse pasiva y pacíficamente a leyes contra sus propias e íntimas convicciones, y esto está reconocido en todos los documentos de derechos humanos. ¡Ah! y en las asignaturas que se imparten en otros países europeos no se introducen normas morales obligatorias.

Nosotros no estamos confundiendo a las gentes ni faltando a la verdad, ni queremos imponer nada, solo estamos defendiendo los derechos que nos asisten, es el Gobierno quién quiere imponernos su doctrina, cosa que no va a conseguir.

Josefina Galán

josefina.galanm@terra.es