Sr. Director:
Recientemente, oí en la radio que iban a entrevistar a Toni Nadal, y, dado el revuelo que se había armado por sus declaraciones respecto a la designación de Gala León como Capitán del equipo español de la Copa Davis, seguí escuchando atentamente para oír de primera mano lo que tanto parecía escandalizar al entrevistador y, sobre todo, a sus "auxiliares  metiches".

Creo que era la primera vez que yo escuchaba a Toni Nadal y me quedé muy sorprendido de su forma tan respetuosa y equilibrada de hablar y de su forma tan sensata de argumentar. No entiendo a cuento de qué venían las chanzas y risitas del entrevistador y, sobre todo, de sus "auxiliares". Me parece que después de haber expresado todos su opinión, fue una falta de respeto seguir "machacando" al invitado cuando ya no estaba presente.

Por lo que vengo observando, hay periodistas muy prepotentes que no admiten que otras personas discrepen de lo que ellos opinan. Y pienso que esto de no permitir (en periódicos, radios, redes sociales, reuniones, etc.) que alguien se salga de lo políticamente correcto  es una censura como otra cualquiera; es más, a veces la presión popular es peor que la censura de un dictador, pues es más fácil esquivar un garrotazo que los picotazos de un montón de avispas.

Para seguir rebatiendo al invitado, ya ausente, uno de los "metiches" dijo, con aire dogmático, tajante  y descalificador, que hay equipos de chicas cuyo entrenador es un varón, y no se sienten incómodas (la inofensiva palabra pronunciada por  Nadal que tanto revuelo causó). Pero lo que no dijo el metiche es si las chicas suelen quedarse en cueros en el vestuario, como suelen hacerlo los chicos. Y, ¡claro que resulta incómodo, o lo que sea, que, mientras los chicos estén en pelotas, esté su entrenadora presente!, lo que no sé es si a las chicas les incomoda o no la presencia del entrenador en condiciones similares; espero que me lo expliquen esos/as  sabios/as periodistas/os.

Parece claro que, puestos a debatir, sobre lo que habría que hacerlo es sobre si se debe o no exigir a los chicos que no anden desnudos por el vestuario.

Lo que no es coherente es cachondearse de estas cosas, y luego lloriquear y lamentarse cuando vienen las tormentas que se sembraron. Salvando las distancias, me acuerdo que, hace años, se empezó a "vender" lo progre o moderno que era que  los miembros de la familia se duchasen juntos. ¿A qué viene luego tantas lamentaciones cuando aparece una noticia sobre una violación dentro del entorno familiar ¡Cuánto fariseísmo! Y es que algunos todavía no se han enterado o no quieren enterarse que hay aspectos en los que los varones funcionan de forma diferente a como lo hacen las mujeres. ¡Espero que estas últimas frases no escandalicen a los políticamente correctos, y traten de taparme la boca con gracietas, en vez de con argumentos!

Creo que deberían pedir perdón a Toni Nadal. Yo le felicito porque me ha parecido un tío con personalidad que no se ha arrugado ante tanto censor, y le deseo que siga siendo libre.

Pero, sobre todo, ¿a cuento de qué ha venido tanto revuelo ¿No hay otras cosas más importantes en las que ocuparse ¡Así nos va!

Decía mi abuelo que a veces nos parecemos a los carneros del tío Miguelón: Por el portillo que entraba uno -solía ser el del cencerro- seguían los demás. ¡Y qué razón tenía!

Vicnuel Sánchez