Sr. Director:
Soy uno de los tantos desgraciados pasajeros que esta semana pasada debieron regresar de Madrid por Aerolíneas Argentinas.
Para lo cual teníamos previsto invertir alrededor de quince horas (tres de preembarque, once de vuelo y una para retirar el equipaje, aproximadamente), pero debimos entregar, en mi caso, 53 horas (30 horas de preembarque, 20 de vuelo -incluida una escala por desperfectos técnicos en San Pablo- y tres para retirar el equipaje).
Todo este tiempo en medio de colas interminables, incertidumbre, impotencia, imposibilidad de formular cualquier pregunta, gritos, mal humor, desesperación, criaturas llorando, caos (especialmente para retirar el equipaje, sólo quien allí estuvo podrá entender), órdenes y contraordenes, aviones en mal estado (con cinturones rotos, asientos vencidos, sin chalecos salvavidas), asignación del mismo asiento a dos personas....
En mi caso debo agregar otro motivo más de disgusto y vergüenza: escuchar las quejas de pasajeros españoles que, desconociendo la verdad, cargaban a nuestro país de la responsabilidad por semejante desquicio, a causa del nombre que mal ostenta la aerolínea.
Solamente algún oscuro interés puede llevar a algunos pocos a premeditar tamaño descalabro, porque es imposible que el azar produzca tantos inconvenientes y semejante despropósito.
(Carta enviada a LaNación.com reproducida por Hispanidad)
María Alicia Velo
aliciavelo@tutopia.com