Sr. director:
Parece que mucha gente da por hecho la victoria de Ruiz Gallardón en las elecciones municipales para Alcalde de Madrid. Ante esto diré, de momento, lo siguiente:
1.- Mientras el señor Ruiz Gallardón no rectifique rotundamente en temas fundamentales (se adivina muy improbable) irá sumando más desafecciones que apoyos. Cuenta con la mía, y con la mayoría de mis convecinos. Vamos, que no le votamos ni "jartos" de vino.
2.- Mi consejo de amigo es que nadie venda todavía la piel del oso sin cazarlo. Hay osos muy esquivos, y más el del madroño, a quien el señor Ruiz Gallardón amenaza con jubilar por obsoleto y poco "cosmopolita". Respetar la heráldica no va con el candidato, como tampoco le va el casticismo, las procesiones, la verbena de la Paloma, o los villancicos, cosas todas ellas, como ya sabemos, espantosamente retrógradas. Menos mal que el señor candidato nos va a "curar" de semejantes desatinos, ya que no hacen juego con el casco de los motoristas ni al circular por La Moraleja.
3.- Campaña por el voto en blanco o a un partido como Familia y Vida son las opciones que se estudiarán, para promover públicamente, en diversos ámbitos asociativos madrileños y así responder a las agresiones a la familia, educación, vida, bioética, medios de comunicación libres, etc, que se vienen produciendo por el PP.
4.- No votar a Gallardón no supondrá votar a Trinidad indirectamente. El argumento utilizado para pedir el voto, conocido como el método del "coco" (¡cuidado, elígeme que si no viene el "coco"...!), ya está desgastado por el uso y no vale nada contra el voto del "coco", consistente en utilizar el mismo para pensar y votar inteligentemente sin dejarse atrapar por engaños de filibusteros.
5.- Por otro lado, la esperanza, en todo caso, es lo último que se pierde, pero también es verdad que hay esperanzas perdidas o equivocadas
6.- Hasta que el árbitro no pita el final de un partido puede pasar cualquier cosa. Pues eso, permanezcan atentos a la pantalla...y a cualquier cosa. En un momento, muchas cosas pueden cambiar. La Divina Providencia existe y no debe ser despreciada, quienes lo hacen sufren las consecuencias. Historia, magistra vita est.
Eusebio Nuño Romero