Sr. Director:

Tengo 17 años... y estoy rodeada de gente súper progre (voy a instituto público…). Como supondrá, teniendo una serie de principios y siendo católica la convivencia no es muy divertida a veces.

En fin, la cosa es que cuando leo cosas de estas, o me entero de las altas cifras de abortos en este país ya ni se qué es lo que siento... ¿asco?, ¿repulsión?, ¿miedo? No me imagino cómo alguien puede quitarle la vida a un ser tan indefenso... ¡y más habiendo gente que no puede tener hijos! ¿Quiénes somos para matar bebes? Y sí, les llamo bebés, porque lo son. Intentan quitarle importancia al aborto alegando que no tienen identidad, que sólo son fetos... No quiero pensar en que yo misma algún día pueda sufrir un aborto... ¡como para encima provocarlo yo misma! ¿Quién es capaz, habiendo sentido vida dentro de sí, de ir a una clínica para que maten a su propio hijo?

En fin... ¡necesitaba desahogarme! A veces me gustaría huir de este lugar, pero me temo que estas barbaridades se cometen por todo el mundo... ¡por desgracia!

Bueno, muchas gracias por su email informativo. Que la gente se entere de quién gobierna su país... La verdad es que me dan pena, luego dicen que me han "comido el tarro" (la iglesia, por supuesto... ¡ja!), y que no son mis valores, sino los que me han impuesto... Y aunque fuera cierto, lo prefiero así antes que sonreírle al asesinato... (y otras cuantas injusticias de este mundo).

Sepa que no todos los jóvenes de hoy día estamos corrompidos, y me reconforta saber, cuando bajo a la iglesia, que no soy la única que piensa así.

María López Botín

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